Fotografía: Atardecer en Serengeti

Fotografía: Atardecer en el Parque Nacional del Serengeti, Tanzania; © Fco. Javier Oliva, 2014



ESPACIO

UN ESPACIO PARA CONTAR LO QUE ME DA LA GANA


jueves, 30 de diciembre de 2010

Renovarse o morir

Ayer vi por televisión el partido de fútbol de Champions for África. Mientras hacía un poco de zapping caí ahí por casualidad y me quedé. Ya era hora de que un partido de estas características, tan habituales en estas fechas, tuviera alguna novedad que atrapara al espectador frente a la pantalla. En estos encuentros descafeinados, por regla general los profesionales de esto de darle a la pelotita con el pie no se esmeran lo más mínimo. Se dedican a representar una pachanga insufrible delante de los televidentes o, peor aún, del público que va a al estadio y que ha pagado por verles, y luego, después de 20 minutos sobre el campo y apenas haber sudado, se van al vestuario y a otra cosa mariposa. Al menos lo hacen gratis.
Pero ayer fue distinto. Ayer hubo novedades, porteros que salían de sus áreas y se recorrían el campo de lado a lado haciendo regates, paredes, autopases con intención de darle un aire nuevo y simpático a un espectáculo manido que necesitaba renovación. Gracias a Kameni o a Iker Casillas la cosa fue distinta, y entre los dos y algún que otro jugador de campo, fueron capaces de sacar una sonrisa y algo de interés a un encuentro aletargado, un tipo de espectáculo que por sobado, frecuente y repetitivo, ya ni siquiera nos despierta un ánimo solidario. Renovarse o morir.
Muchas veces a los españolitos de a pie nos ocurre lo mismo, y no sólo en estas fechas, sino en todo lo que ya pasa por ser costumbre. Nos resignamos a comportarnos como hemos hecho siempre y no hacemos ni el más mínimo esfuerzo imaginativo para dar un paso en otra dirección y hacer algo distinto que comporte, ya no un avance (esto sería para nota), sino una novedad que nos ventile un poco la mente de negros nubarrones.
A la vida hay que echarle imaginación, humor, descaro, iniciativa. A veces hay que dar un paso atrás para tomar impulso. A veces hay que arriesgarse. A veces hay que cerrar los ojos para ver lo que nos ocurre dentro. A veces hay que dejar de oír para escuchar mejor. A veces hay que quemar los muebles viejos y comprar otros para comenzar una nueva vida, como ayer en el partido de Champions for África.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Cierto optimismo, que de resiganción ya voy sobrado.

Para inaugurar este Blog, hoy se me pinta hablar del año que mañana terminará y del que comenzará pasado mañana.
Seamos sinceros: salvo honrosas excepciones, el 2010 ha sido un año nefasto, un año gris, un año que recordaremos en su mayoría por cosas desagradables, tristes, rancias, 364 días de mierda porque, gracias a Andrés Iniesta, vamos a salvar de la quema el 11 de julio, el día en el que España entró en el Olimpo de los campeones del mundo de fútbol. Hasta ese momento muchos pensaban que morirían sin ver a un capitán de la selección levantar la copa del mundo. Así que, misión cumplida, aunque durante el 2010 haya sido la única, una misión que, curiosamente, todos apostábamos de siempre que era una "misión imposible".
El 2011 no se presenta con mejores perspectivas que el actual, así que lo mismo nos llevamos otra sorpresa y somos campeones de algo inesperado aunque, perdonen mi ignorancia, ¿qué competiciones de prestigio hay en un año impar? Para mí, al menos, este año trae de la mano uno de los anhelos que siempre he tenido y que, gracias a las nuevas tecnologías y a mi propia voluntad, ya he podido cumplir en una medida modesta pero, al fin y al cabo, mía: tener mi propia columna de opinión, es decir, este Blog, porque así lo voy a utilizar, como esas columnas de los periódicos que expresan el parto mental de una persona más o menos ilustrada, más o menos influyente, más o menos cualquier cosa, pero alguien que se supone tiene una opinión y algo que decir, y lo escribe en un diario, y encima le pagan por ello (y creo que muy bien, por cierto). En mi caso, escribiré mi opinión de forma gratuita, libre y con la periodicidad que mi día a día me deje, que a veces será mucha y otras será poca.
Así visto (e informado), hoy he hablado de un año que se muere (y, por favor, en este caso es mejor no pensar en la resurrección), y en uno nuevo que llega (y ahora mejor no pensar en segundas partes). Así que encararé el futuro con cierto optimismo, que de resignación ya voy sobrado.