Fotografía: Atardecer en Serengeti

Fotografía: Atardecer en el Parque Nacional del Serengeti, Tanzania; © Fco. Javier Oliva, 2014



ESPACIO

UN ESPACIO PARA CONTAR LO QUE ME DA LA GANA


domingo, 31 de julio de 2011

He recibido demasiado


La Banda de Neal Morse. Unos segundos más tarde el fotógrafo del equipo me pidió que les hiciera una foto a ellos con su cámara. Y eso hice. Un privilegio, un honor. ¡La leche!

Un momento de la actuación. Un sueño.

La catedral de Santiago de Compostela. Tantas veces allí y ayer la vi por primera vez.
No quiero que termine julio sin escribir algo en mi blog al que, por otra parte, tengo bastante abandonado desde hace mucho tiempo. Y no ha sido por falta de ganas. La preparación de la publicación, lanzamiento y promoción de mi novela “La Torre del Gallo” me ha traído felizmente de cabeza todo este mes. Ahora, con todo preparado, tengo disponibles los últimos minutos de este mes de julio para contaros dos cosas que me han impactado a lo largo de estos días.
La primera ha sido la nueva novela, ver cómo la publicación se gesta, el trabajo de la editorial Ledoria, serio, comprometido, profesional, entregada a mí. Podéis pensar que no podría esperar otra cosa de una editorial, pero no siempre es así. Esto me ha enseñado en que se puede seguir confiando en la gente aunque para ello la paciencia de muchos años de búsqueda me haya minado la moral. La labor de Jesús Muñoz (editor) y su equipo ha hecho que mis ilusiones renazcan de sus cenizas.
La segunda ha sido el viaje relámpago que he realizado a A Coruña con mi amigo del alma (amigo es una palabra que, en el caso de José Luis, se queda corta, insignificante hasta el extremo). Ha sido un viaje que necesitaba para desconectar, para retomar viejos y buenos hábitos (y alguno no tan bueno pero gratificante). También aproveché para visitar Santiago de Compostela y ver al santo aunque fuera de lejos. Y ese sacrificio de kilómetros tuvo su recompensa porque, no sólo asistimos a un concierto del músico y maestro Neal Morse, sino que literalmente fuimos abducidos por unas melodías y composiciones de altísima calidad, y además por un espectáculo soberbio, sencillo, sobrio, que nos transmitió unas sensaciones y unos sentimientos que, tratándose de música, es casi imposible conseguir. Y además compartimos con él un trocito de su vida.
¿Qué más se puede pedir en este mes? Yo me conformo con poco, pero esta vez he recibido demasiado, y eso (lo admito y no me cuesta hacerlo), me ha conmovido sobremanera.
Por eso doy fe en este pequeño post.