Fotografía: Atardecer en Serengeti

Fotografía: Atardecer en el Parque Nacional del Serengeti, Tanzania; © Fco. Javier Oliva, 2014



ESPACIO

UN ESPACIO PARA CONTAR LO QUE ME DA LA GANA


martes, 27 de marzo de 2012

Risto Mejide, él sí que vale.

Sí, lo confieso. Hoy he estado viendo Tele 5. Pero no quiero poner excusas. He caído haciendo zapping en un programa que alguna vez he tanteado llamado “Tú sí que vales”. No entraré a valorarlo en profundidad aunque creo que es un buen programa, mérito doble si además lo emite una cadena chabacana y ordinaria hasta la extenuación.
En "Operación Triunfo" era un bocazas que exigía que el paso de las elimnatorias de los "triunfitos" no fuera gratuito, pero ahora creo que ha evolcionado y se dedica a valorar con más criterio y, sobre todo, poniendo los puntos sobre las íes.

Mi comentario va sobre un personaje de todos conocidos llamado Risto Mejide, aquel tipo malo del jurado de Operación Triunfo. La verdad es que no sé si este tipo ha evolucionado o no, pero en las dos o tres veces que he coincidido con él zappeando (y para ser más concretos, hoy, que me lo he tragado con premeditación), creo que a este país le hacen falta personas como él, gente en puestos de responsabilidad, pero no altos mandos estirados y podridos de dinero, sino la gente que verdaderamente son los responsables del futuro de este país, maestros, educadores, padres y madres, animadores juveniles, profesores de instituto y de universidad, padres y madres (vuelvo a repetirlo otra vez), es decir, personas sin pelos en la lengua, sin paños calientes, que tienen la misma labia y los mismos arrestos para decirte lo bueno y lo malo que eres, con todas las letras, a la cara, te hagan daño o no, que en España somos muy blanditos y parece que todo nos puede traumatizar.
Tal y como nos movemos hoy no vamos a llegar a ningún lado. Cierto que hay ocasiones en las que a Risto le pierden las formas, no lo puedo negar, y que hay veces que es un poco pedante, un poco prepotente, un poco chulo, que también se despista y, a sabiendas o no, se pasa de frenada y va de la verdad a la crueldad en pocas sílabas, pero si desde pequeñitos a todos nos pusieran en nuestro sitio, si tu padre te hubiera dicho que eres un golfo cuando realmente lo eras (en lugar de hacer la vista gorda), si tu profesor te hubiera ridiculizado delante de toda la clase cuando te lo merecías, entonces sabríamos desde muy niños a qué atenernos y otro gallo nos cantaría. Pero también es cierto que este crítico (o lo que sea) no ha hecho leña del árbol caído, no la ha emprendido a golpes con gente que no se mereciera un castigo excesivo, y que cuando lo ha hecho, porque de humanos es errar, lo ha admitido y ha pedido perdón. Y además, hasta donde sé, es alguien con el que se pued entablar una lucha dialéctica cuerpo a cuerpo sin que se defienda con explicaciones reductoras tales como "porque sí" "o porque a mí me da la gana". Siempre tien una razón que esgrimir, siempre coherente, que gustará más o menos, pero siempre de peso.
No sé si Risto es bueno o malo en lo que hace, pero desde luego lo he reconocido valiente, decidido, con palabras y explicaciones inteligentes y, dentro de lo que cabe, haciendo gala de cierta sensibilidad. Por eso creo que desde mi Blog, no sólo le diría que “él sí que vale”, sino que además nos harían falta unos cuantos como él en las primeras etapas de la vida a ciertas personas, quizá a todas.

lunes, 26 de marzo de 2012

Que nos lo den todo hecho

El ser humano no deja de sorprenderme. Es capaz de lo mejor y de lo peor, de transformarse en su opuesto en apenas unos segundos, en darse la vuelta como un calcetín y negar la evidencia sin sonrojarse. Pero en concreto, el ser humano español es aún más peculiar, porque no sólo transmuta en público sino que, además, se lo cree.
De todas formas, el español, si puede sacar provecho sin mover un dedo de esta situación, es capaz de bajárselos con el cinturón apretado como un torniquete.
Hace apenas un año nuestras preocupaciones eran la ilegalización de partidos políticos afines al terrorismo, las secuelas del terremoto de Japón o los precios del petróleo. El paro crecía como una gangrena, letal, imparable, y aquí no abría la boca ni dios. Los casos de corrupción como el Gürtel  o los “Eres” hacían su aparición y eran arma arrojadiza de un partido a otro. Pero aquí nadie movía un dedo. El gobierno era incapaz de proponer algo útil y la oposición  también. Los primeros no sabían cómo y los segundos tampoco. Era cuestión de contemporizar por uno y otro lado, es decir, unos dejándose llevar en el poder y los otros dejarlo caer por viejo.
Si alguien creía (incluido yo) que esto iba a cambiar, era un iluso e ignorante. Porque en España, desde el siglo XVIII, las cosas no cambian y se vuelven cíclicas. En cuanto alguien le ha querido meter mano a la situación para arreglarla (mejor o peor), se monta una huelga general y además, en las dos elecciones autonómicas que se acaban de celebrar volvemos otra vez la mirada al pasado, sin rubor, con la cabeza alta, ¡con dos cojones!
El discurso del miedo vuelve a implantarse, y eso nos pasa porque somos un país ignorante, muy ignorante, masivamente ignorante, tonto, muy tonto, y muy vago, extremadamente vago, inculto, vastamente inculto (gracias a nuestra inexistente política educativa, y de esos polvos vienen estos lodos). Ni aprendemos de nuestros errores ni lo haremos jamás. El resultado de las elecciones y la convocatoria de huelga general lo único que quieren decir es que el español prefiere que se lo den todo hecho, que mejor malo conocido que bueno por conocer, que la dicotomía entre derecha e izquierda se acentúa, que la memoria histórica se queda siempre para lo malo y siempre hay algún gilipollas que saca la Guerra Civil a colación para ganar votos pero no se hace eco de lo que fueron sus consecuencias, que no tenemos intención de hacer ni el huevo, para bien o para mal. Lo mejor va a ser irse a vivir a Canarias, que allí puedes pensar y hacer lo que te dé la gana porque siempre puedes ampararte de que estás en África y te aplatana el clima tropical.
En España nació el germen del 15-M pero será justamente aquí el país en donde jamás triunfará, porque el español, con tal de que no le toquen su pan subvencionado, es capaz de dar la espalda al futuro. Y ahora aprovecha el zoquete del Mas para pedir la independencia. A río revuelto, ganancia de oportunistas. Que se la den, por favor, que se la den, y a Andalucía también.

martes, 13 de marzo de 2012

Casillas sólo en el fútbol

Alguien ha propuesto por ahí que, igual que se hace con la Iglesia Católica, en la declaración del IRPF haya una casilla donde cada contribuyente ceda un porcentaje de los impuestos que paga los sindicatos. Y, la verdad, no me parece mal, porque si bien hay gente que cada día alza la voz y se rasga las vestiduras reafirmándose en la idea que a la Iglesia no hay que darle ni un duro, que con sus impuestos no quiere celebraciones de ningún tipo, que el Papa se vaya por donde ha venido y se quede en su casa tranquilo, sin gastar y sin haceros gastar (y en parte estoy muy de acuerdo), yo –por mi parte- soy de la idea de que tanto sindicatos como partidos políticos deberían sacarse los cuartos por su cuenta y riesgo, y no por decreto ley a cargo de los presupuestos generales del Estado. Y, desde luego, muchísimo menos si esos fondos sirven para tenerlos callados cuando les conviene y salir a la calle furibundos cuando la mano que les da de comer se cierra un poco. Luego ocurre lo que se nos viene encima, que es el propio Estado quien, en cierta manera, está financiando la próxima huela general de unos tipos ineptos, cobardes, teledirigidos, vamos, unos sinvergüenzas.

En cualquier caso, lo de la casillita en la declaración del IRPF no me parece buena idea, no desde luego para cuestiones políticas o religiosas, es decir, cuestiones muy personales. Si esto cuaja dentro de poco habrá un rosario de casillas preguntándonos si queremos contribuir con nuestros impuestos a la financiación de la Iglesia, los sindicatos, los partidos políticos, las asociaciones de mujeres maltratadas, los clubes de fútbol (que van a la quiebra irremediable la mayoría), las copas en los tugurios de alterne, los preservativos para el control de la natalidad…
Desde luego, la medida no puede ser más democrática: millones de personas dirigiendo una parte de sus impuestos hacia uno u otro lado. Pero nos equivocamos. Esta tontería se la ha inventado alguien que practica el divide y vencerás, el distrae para que nadie se dé cuenta de lo que hacemos. Estas casillas, de existir, deberían estar muy restringidas a cuestiones puramente sociales, como el famoso y ya olvidado 0,7%, la condonación de deudas a países que jamás nos podrán pagar y que, gracias a los intereses que les cobramos, se hunden cada vez más. La opción de marcar o dejar de marcar tendría que afectar a algo de interés general y que nos toque a casi todos. Porque la Iglesia cada vez se queda más sola (porque se lo gana a pulso) y hemos visto, comprobado, que los sindicatos y partidos políticos, aparte de no representar ni a la mitad de los ciudadanos y trabajadores, sólo buscan comodidad, financiación fácil, gratuita, y beneficio propio. Con lo cual, que se olviden de la casilla y que comiencen a pasar el cepillo por las casas, impriman papeletas, lo que quieran para buscarse clientela fiel a la que sacarle los cuartos, y quizá a partir de ese momento se pongan a trabajar al menos en pro de sus “socios” y “patrocinadores”, a todos aquellos a los que se deben.
Casillas, sólo en el fútbol.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Los mendigos de Valladolid tienen poder adquisitivo

Iba a lanzar la pregunta al aire de qué partido se aposentaba en el sillón consistorial de Valladolid, pero supongo que como el Partido Popular lo hace en la inmensa mayoría de las capitales españolas, ni lanzo la pregunta ni me propongo informarme.

Porque, en cualquier caso, quien haya dictado una ordenanza tan estúpida merece el calificativo de tonto de baba con independencia del partido al que profese sus bolsillos. Y es que ayer me desayuné con la noticia de que el Ayuntamiento de Valladolid multará a los mendigos con 1.500 euros si se atreven a pedir por la calle. Es como condenar a la pena capital a un cadáver. Confieso que, desde mi obtuso entender (cada vez más obtuso dadas las noticias de las que me hago eco en este blog y que atentan contra el sentido común), la norma me parece ineficaz, inadecuada, indeterminada y, sobre todo, imbécil. Se me plantea la situación de un policía municipal multando a una pobre criatura que no tiene donde caerse muerto con una fortuna que, quizá, no pueda juntar en lo que le queda de vida. Es como si a nosotros, los inconscientes privilegiados que tenemos trabajo, casa, algo que llevarnos a la boca, nos deslizaran una “receta” de tráfico por una cuantía de… no sé, ¿300.000 euros por aparcar en doble fila?

Foto de mis compañeros del ABC de 07/03/2012, altamente demostrativa e ilustrativa. De ahí que la haya tomado prestada para difundir las tonterías de la gente que se gana el sueldo sin importarle si es productivo o no.

A esta gilipollez se unen otras modificaciones de la Ordenanza Municipal de Convivencia Ciudadana que prohíben andar medio (o totalmente) desnudo por la calle por 750  € o acampar en espacios públicos por 3.000 €. Con esto borran los movimientos populares de protesta de un plumazo y a las chavalas en bikini de otro (algunas, de hecho, en lugar de ser multadas deberían ser veneradas –valga la coña-). De cualquier forma, estos dos últimos casos, al ser fácilmente toreables, me dan lo mismo, porque para ver gente medio en pelotas me voy a una playa, a una sauna o me veo una película para adultos, y para lo segundo, con no llevarse tienda de campaña y no quedarse a dormir en la Plaza Mayor de Valladolid, y volver después a las 7 de la mañana, todo solucionado.
Pero lo de los pobres indigentes clama al cielo. Y la joya que ha parido semejante engendro de norma lo argumenta diciendo que quiere evitar el acoso de la gente que pide a viandantes y terraceros. Señor mío: sólo acosan los sinvergüenzas, los gitanillos y/o rumanos, esos que lo queiren para algo más que comer, esas mafias callejeras que soportan objetivos diarios de beneficios (como si fueran empresas), los capullos. Pero los que lo tienen todo perdido no se permiten ni siquiera ese lujo de ir dando el coñazo a la gente. Se sientan esperando la muerte. Y punto.
Dice el lumbreras del Ayuntamiento que así también evitan que estas personas (sí, señor lector, que son PERSONAS) se ponga en las vías rápidas a pedir para librarlos de ser atropellados. No tengo estadísticas, pero juraría que hay más atropellos de gente normalita que de indigentes, vagabundos o sin techo, en vías rápidas o en lentas, en pasos de peatones y a las salidas de los colegios, de señoras con carritos de niños que atienden antes al móvil que a sus hijos, o tontos de baba que van con la música adherida a las orejas y no miran al cruzar la calle. Lo que ocurre es que el clarividente del Ayuntamiento no quiere mostrar las miserias de la ciudad a los que van dentro de sus coches calentitos -en invierno- o fresquitos -en verano-, que bajar la ventanilla les fastidia su microclima.
Al final no me he enterado de si es el PP o el otro quien gobierna en Valladolid, pero esta medida es como la ley de Orden Público de Franco, aquella de los Vagos y Maleantes, o cualquier otra de una dictadura de izquierdas, que para gustos los colores, el blanco y el negro, el azul o el rojo. Todos pecan de lo mismo en cuando tienen mayoría.
No sé cuándo entra en vigor la normativa pero, por favor, a final de año me gustaría ver una estadística de cuántas multas de 1.500 € han cobrado a vagabundos y mendigos, y cuánto ha descendido la mendicidad en la ciudad gracias a la norma. Incluso, me gustaría saber cuántas multas han puesto, porque aún tengo cierta (sólo cierta) confianza en el sentido común de la policía municipal.

Actualización de 08/03/2012: El Ayuntamiento dice ahora que no esperan cobrar nunca ninguna multa por este motivo, que es sólo una medida "disuasoria" para los mafiosos (en particular ha dicho rumanos) que utilizan a niños o mujeres para la mendicidad. ¿Y por qué no lo ha dicho cuando ha sacado la norma, que la cuestión es hacerse notar para todo... o rectificar tarde y mal cuando se mete la pata?