Fotografía: Atardecer en Serengeti

Fotografía: Atardecer en el Parque Nacional del Serengeti, Tanzania; © Fco. Javier Oliva, 2014



ESPACIO

UN ESPACIO PARA CONTAR LO QUE ME DA LA GANA


jueves, 21 de mayo de 2015

Campaña novedosa, ¿mismo resultado?


Ahí las tenemos, a la vuelta de la esquina, apenas a un par de días de distancia, y yo con tanto trabajo que no me ha dado tiempo siquiera de reflexionar acerca de estas elecciones. Cierto es que en algunos de los artículos de este Blog he dado mi opinión y palos a diestro y siniestro, pero es ahora, justo cuando nos toca (si queremos) ejercer el derecho de meter nuestra opción en una urna, cuando casi me quedo sin espacio para decir lo que pienso.
No voy a ahondar en el panorama político actual, en el amplio abanico que se ha abierto en este país desde hace un año más o menos, primero con la aparición de Podemos, luego con la defenestración y suicidio de UPyD e Izquierda Unida, y luego con la emersión casi efervescente de Ciudadanos. Cualquier opinión ya huelga. Para ilustrar la situación pueden leerse mis últimos artículos en este Blog.
Lo que sí quisiera comentar aquí es el nuevo tinte que se le ha dado a la campaña electoral. Antes las bofetadas sólo iban de derecha a izquierda y viceversa. Ahora son multidireccionales porque los enemigos están a ambos lados si exceptuamos a Podemos, que más a la izquierda no tienen a nadie, y Vox, ídem por la derecha. También he notado en lo bajo que puede caer el ser humano, sin ánimo de insultar o menospreciar. Creo que es inherente al hombre buscar el poder o un salvavidas. Lo que ocurre es que hay gente que lo hace con discreción y dignidad, y otros que no tiene vergüenza, quizá porque nadie les ha enseñado nunca que es eso de la decencia y el decoro.
Vivo en una urbanización cercana a un señor pueblo que tiene cerca de 20.000 habitantes. Los que vivimos algo apartados nunca hemos sido considerados ciudadanos, ni siquiera de segunda. Supongo que la clase política de allí tenía la equivocada creencia generalizada de que mis vecinos y yo, al vivir apartados en una urbanización, teníamos dinero y con eso nos bastaba (Y a ellos hasta hoy con los votos de los habitantes del casco urbano.  Lo cierto es que mis vecinos y un servidor tampoco hacíamos nada por reivindicarnos ya que las pocas veces que lo intentamos no nos hicieron ni caso.
Pero, ¡ah, inocente de mí!, de dos o tres semanas a esta parte, de repente, nosotros los apartados, casi los repudiados, hemos visto cómo se han comenzado a realizar obras en la zona; parques, árboles, jardineros…, y cómo el alcalde nos llamaba por activa y por pasiva para hablar con nosotros, vamos, que es que hasta casi viene a vernos casa por casa.
No creo que el mío sea un caso aislado, que el voto ahora se cobra caro (jerga cinegética, sin compra ni venta)  y los ayuntamientos se han puesto las pilas, unas pilas que seguramente el lunes 25 estarán agotadas y volverá el silencio durante otros cuatro años.

Si la naturaleza le ha dotado de cerebro, utilícelo también para votar.
No le voy a pedir el voto para nadie, válgame el cielo. Lo único que le pido, amable lector que ha llegado hasta aquí leyendo, es que lo haga con cabeza, con sensatez, buscando el bien común, el suyo y el de aquellos que le rodean, que aquí nos jugamos el bienestar cercano, el de su barrio, su acera, su supermercado… no el del país. Sea usted moderno y no se deje atar por colores que son ya para usted tradicionales o por sentimiento de traición y remordimiento si vota a otros que no sean los suyos de siempre. Elija a aquel que le va a cuidar mejor (o menos peor) como si se tratara de escoger un cicerone que le hiciera de anfitrión en un viaje. Seguramente a él no le preguntaría si es verde, azul, amarillo, naranja, violeta o colorado. Lo elegiría por otras cosas para que le acompañe en un viaje de cuatro años. Busque sus valores. Vote a ése que cree que le puede hacer la vida un poquito más fácil y huya de gente que sólo hacen caso a la sede de un partido sita en una calle lejana, muy lejana, donde no saben ubicar en un mapa el nombre de su pueblo o de su ciudad. Y para que me entienda bien, en un pueblecito cercano al mío, hartos ya de grandes partidos, en las últimas elecciones le dieron su voto casi unánime a un grupo independiente, y les va como un tiro (de bien). A lo mejor ahora cambian de rumbo, pero eso es lo bonito de la política, que si no te satisfacen unos les dejas de votar y punto, aunque haya gente que no lo consiga porque sus colores son sus colores, como si la política fuera un equipo de fútbol.
Salud y suerte.