Fotografía: Atardecer en Serengeti

Fotografía: Atardecer en el Parque Nacional del Serengeti, Tanzania; © Fco. Javier Oliva, 2014



ESPACIO

UN ESPACIO PARA CONTAR LO QUE ME DA LA GANA


miércoles, 3 de febrero de 2016

El burro a palos

No escribo una línea en este blog desde las pasadas elecciones, parte por falta de tiempo, parte porque los resultados y las actitudes me dejaron perplejo, y a medida que han pasado los días mi perplejidad ha ido creciendo al mismo ritmo que mi indignación.
Sigo empeñado en afirmar con fiereza que estamos a la cabeza del Tercer Mundo. Nos queda muchísimo camino en alcanzar cotas de sensatez personal y madurez política, y lo peor es que no sé si estamos en el buen camino. Ayer S.M. el Rey hizo lo que tenía que hacer en el momento que tenía que hacerlo, es decir, desatascar una situación que se preveía a todas luces inamovible. Lo mejor cuando el burro no quiere andar es ponerle una zanahoria en la boca y atizarle un varazo en el culo.
Sigo haciéndome cruces por tener un expresidente que se queda parado como una liebre cuando le ha deslumbrado el resultado de las elecciones, incapaz de reaccionar y de ser proactivo. Coincido con muchos en que su pasividad se ha tornado en irresponsabilidad. No quiero a un tipo que se autoexcusa para tranquilizar su conciencia, ni a un partido que apoya sus decisiones. Antepone su tranquilidad y ego personal al futuro del país. No hay sentido de Estado.
Tampoco me gusta un aspirante a mesías que se cree en posesión de la verdad absoluta y ofrece gobiernos prefabricados a su imagen y semejanza, cuyo objetivo ni se acerca a lo que él mismo ha denominado progreso y justicia social. Exige sin vergüenza ministerios que nada tienen que ver con ello y se inclina por las más altas instancias de un Estado como lo son Asuntos Exteriores, Interior… en lugar de hacerlo hacia aquellas que, según afirma, hay que reformar. Quienes sepan un poco de Historia coincidirán conmigo en que estratagemas rastreras (y hay que reconocer que muy inteligente) como la suya fueron las que utilizaron, entre otros, Adolf Hitler o más recientemente Hugo Chávez, para alcanzar el poder y hacer que un país se arrodillara ante ellos. No es buen camino y me preocupa sobremanera que haya cinco millones de hijos de la LOGSE que no vean su plumero. Sólo hubo que verle ayer cuando S.M. el Rey propuso a Sánchez para formar Gobierno. Salió a la palestra hecho un basilisco, nervioso porque le van a robar el protagonismo y su parcelita de poder, trampolín indispensable para subir, y subir, subir… Lo dicho: igualito a lo que hizo el Cabo de Bohemia o el Cerbatanero charlatán. Aunque este dinamitero sabe esconderlo, igual que el anterior, antepone su ego personal al futuro del país, aunque sí tiene sentido de Estado, sí, de SU Estado.
Hay otro que no quiere salir movido en la foto porque es coherente con lo que prometió en su campaña electoral y, si cambia de opinión, aparecerá borroso. Sabe que su margen de maniobra es amplio pero no quiere dar bandazos. Junto con el del plumero es el único que ha hablado en este mes largo de incertidumbre, pero lo ha hecho con coherencia. Como cualquier político, no nos confundamos, éste también tiene su ego personal, pero lo disimula mejor que el resto y, sobre todo, de momento no ha dado marcha atrás en nada o se ha desmarcado con un “donde dije digo, digo Diego”. Aún. Para mí, el que más conciencia de Estado tiene aunque , con un país asilvestrado, las urnas le hayan salido rana.

Felipe VI parece invitar a Sánchez a que tome el toro por lo cuernos, pero éste parece decirle que él se encarga pero que no hay prisa, que a saber cómo sale de este lío tanto el país como él mismo.

Y por fin le llega el turno a Sánchez, que de ego personal sabe un webo porque es capaz de contradecir los fundamentos de su propio partido con tal de salirse con la suya, y se pasa por el forro de sus caprichos las apreciaciones del Consejo de Ancianos liderados por Felipe González (creo que el mejor estadista que hemos tenido de 100 años a esta parte, y yo de socialista tengo poco tirando a nada), y de un buen puñado de exministros del PSOE, UCD, PP, etc… Es cierto que los ataques de testosterona como los de Sánchez no conducen nunca a nada bueno, pero no es menos cierto que ha sido el único (de momento) en dar un paso al frente para hacer algo, lo que sea, pero algo, y no quedarse parado como un pasmarote o largar discursos populistas para encender a las masas. Que conste que a mí este tipo no me gusta un pelo porque creo que no sabe dónde tiene la mano derecha (mucho menos la izquierda), pero ha sido el catalizador de que la máquina se ponga en marcha.

Y ahora… a esperar de todos, sí, de TODOS, coherencia y sentido de Estado, lucidez y cordura. ¡Joder, no pido nada…!