Fotografía: Atardecer en Serengeti

Fotografía: Atardecer en el Parque Nacional del Serengeti, Tanzania; © Fco. Javier Oliva, 2014



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martes, 2 de julio de 2019

¡PELIGRO!, hay buenas personas sueltas...


Si alguien te dice que eres buena persona, ¡cuidado!, no te lo tomes a la ligera. Porque, actualmente, decir de alguien que es buena persona, únicamente lleva aparejados adjetivos con significados bastante peyorativos. Si te etiquetan así, seguramente te están considerando pusilánime, apocado, cobarde, cortito, encogido, flojo…, en definitiva, poquita cosa.
El término no viene de ahora, que todos alguna vez hemos dicho de alguien que “de puro bueno es tonto”. Lo que ocurre es que, en estos tiempos de sociedad caníbal, de tiburones trepadores, de dignidad artificial y amor propio de todo a cien, el que no ataca gratuitamente, el que no se defiende en cuanto siente la más mínima sospecha (cierta o no) de ser atacado, el que no grita, no insulta, el que no se mete con nadie, el que vive y deja vivir, el que respeta, el que calla porque no le merece la pena una bronca, ése, exactamente ése, es buena persona, es decir, es tontito porque le mean por encima y ni se entera.
En defensa de esos tontitos, siempre he creído que no ofende quien quiere sino quien puede, que mantener las pulsaciones en menos de 80 por minuto es un lujo y además es sano, que nadie la tiene tan larga por mucho que alardee de ello para mear por encima de una buena persona, que los tontitos dan importancia únicamente a muy pocas cosas en la vida. El resto, con los años, les merece cada vez menos la pena.
Por si fuera poco haber llegado los últimos en el reparto de inteligencia (según dicen los demás), a estas buenas personas también se les achaca no tener término medio. Porque cuando cualquier imbécil con ínfulas les toca aquello que es importante, generalmente se lleva una sorpresa. Entonces, de repente, como quien no quiere la cosa, el tontito responde cuatro cosas bien dichas y en ese momento (por lo visto) deja de ser buena persona convirtiéndose en un ser desmedido, extremista, poco mesurado, carente de aguante, intolerante. Vamos, que cuando se les mea 100 veces por encima no ocurre nada, pero llega el día en que a alguien se le ocurre hacerlo por encima (por ejemplo) de su prima de Murcia (todo un referente en su vida), y se lleva la del pulpo. Entonces nacen frases parecidas a “cómo te pones por una nimiedad”.

No sé si Groucho era buena persona, pero cuando le tocaban las narices se "fumaba un puro". De todos es sabido que era un tipo extremadamente inteligente.
En fin, que las buenas personas lo son tanto que, para una vez que tienen razón y se sueltan la melena, luego van y piden disculpas. Desde este blog, les animaría a que se la soltaran todos los días y repartieran estopa de la misma forma e intensidad que hacen con ellos, pero sé que no me harán caso porque son conscientes de que no merece la pena. Se vive mejor siendo tontito. La vida pasa más tranquila. Y, sobre todo, se duerme a pierna suelta porque se tiene la conciencia tranquila, sí, la conciencia, eso que es patrimonio exclusivo de las buenas personas.