Fotografía: Atardecer en Serengeti

Fotografía: Atardecer en el Parque Nacional del Serengeti, Tanzania; © Fco. Javier Oliva, 2014



ESPACIO

UN ESPACIO PARA CONTAR LO QUE ME DA LA GANA


lunes, 28 de febrero de 2022

¿Por qué?

Bufff… Se me hace muy difícil ponerme a escribir. Hace una semana y pico, fiel a mis intenciones de principios de año, me propuse dejar aquí mi opinión aunque fuera solo una vez al mes. Entonces lo iba a hacer sobre mi salida a un cine después de un año sin pisar una sala. Ya me dirán ustedes, una parida, pero bueno, me resultó curioso ver el patio de butacas a medio llenar de espectadores, hormigas que no dejaron de cuchichear hasta bien entrada la película. Se ve que nos hemos acostumbrado a estar como en casa e todos lados y ya no sabemos ir al cine.

Pero esto de la guerra en Ucrania me ha quitado los ánimos otra vez de casi todo. Porque la historia se repite, porque parece que en Europa no hemos aprendido nada después de dos desastres mayúsculos durante el siglo XX, porque en el planeta sigue habiendo locos que son capaces a auparse al poder incluso legítimamente (ahí tuvimos por ejemplo a Trump, y seguimos teniendo a Putin, al polaco, al húngaro…). Lo del norteamericano aún tuvo remedio porque lo echaron a los cuatro años, pero lo del ruso es la típica jugada absolutista que utilizaron insignes animales como Hitler para perpetuarse en el poder, y que luego imitaron por ejemplo Castro o Chávez. Manejo al pueblo a mi antojo para que, “democráticamente”, me perpetúen en el poder.

A mí la guerra de Ucrania me tiene ciertamente acojonado, y no ya solo porque es consecuencia de los delirios imperialistas de un pirado, sino porque ese pirado tiene un botón colorado que puede pulsar para liarla parda en el planeta, quizá por última vez porque no quede nadie más vivo para volver a montar un circo. Y todos tenemos, si no miedo, sí desde luego cierta tirria a la muerte, a pasarlo mal, a sufrir (masocas aparte).

A Europa le han tomado el pelo y ha tardado en reaccionar, pero desde luego lo ha hecho como se esperaba, sin tibieza, con toda contundencia y sin pegar un tiro. Dispuesta a asfixiar económicamente a Rusia, rezo para que esto no cabree más al ruso y se le vaya la pinza. Claro que, aunque entre en razón, este tipo de maníacos no son de los que se retiran, de los que se rinden, de los que aceptan su derrota. Obligará a negociar un alto el fuego, y a ver cómo lo hacemos todos entonces. Pues eso, miedito me da.

Anoche, mientras conciliaba el sueño, imaginé nuestro planeta desde fuera, allá, flotando en el espacio, perdido en el extremo de la galaxia, una de tantos cientos de miles de millones de ellas en un universo infinito, una minúscula e insignificante mota de polvo en la que los sueños de grandeza de un desequilibrado puede borrarla del mapa cósmico como un lugar azul lleno de vida. ¿Por qué no se pueden hacer las cosas bien? ¿Por qué la gente no puede ocuparse de sus propios asuntos sin tener que molestar a nadie? ¿Por qué hay personas que se empeñan en mirar hacia atrás y recuperar el tiempo perdido, un tiempo que jamás volverá? ¿Por qué hay muchos que sienten tantas ganas de venganza? ¿Por qué el poder sigue corrompiendo al ser humano? ¿Por qué no somos conscientes de la suerte que ya tenemos?

Continúo sin entender toda esta locura.

Todas estas preguntas podríamos habérselas hecho a líderes que provocaron conflictos en el pasado y también a los que los crean en el presente, pero de la misma manera nos las podríamos hacer cada uno de nosotros de manera particular, íntima, circunscribiéndonos a nuestra vida diaria. Se las copio aquí de nuevo para que vean que lo que hace Putin no es tan inverosímil que lo pueda hacer usted mismo, o un amigo, o conocido, o un compañero. ¿Por qué no se pueden hacer las cosas bien? ¿Por qué la gente no puede ocuparse de sus propios asuntos sin tener que molestar a nadie? ¿Por qué hay personas que se empeñan en mirar hacia atrás y recuperar el tiempo perdido, un tiempo que jamás volverá? ¿Por qué hay muchos que sienten tantas ganas de venganza? ¿Por qué el poder sigue corrompiendo al ser humano? ¿Por qué no somos conscientes de la suerte que ya tenemos?



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