Fotografía: Atardecer en Serengeti

Fotografía: Atardecer en el Parque Nacional del Serengeti, Tanzania; © Fco. Javier Oliva, 2014



ESPACIO

UN ESPACIO PARA CONTAR LO QUE ME DA LA GANA


viernes, 30 de diciembre de 2011

ADIOS 2011

Hace poco más de un año que me decidí a abrir este Blog de tal forma que pudiera dar salida a todas esas cosas que uno piensa cuando va en el coche escuchando al radio, o leyendo la prensa, o estando en el cuarto de baño (de ahí la calidad de alguno de mis artículos). Han sido 40 comentarios (con éste  cuarenta y uno) que, haciendo una visión retrospectiva, me permiten resumir en unas pocas líneas lo que nos ha dejado el 2011. Así que, como cierre de telón, me permito resumir y opinar de forma muy sucinta el decálogo de noticias que más me han impresionado.

INTERNACIONAL:  creo que la primavera árabe pasará a los libros de historia como algo grande, no sé si a favor de las democracias estilo occidental o como germen de islamistas radicales que darán que hablar en generaciones venideras.
POLITICA: indignados del 15-M, un globo que prometía y que, manipulado y politizado, se desinfla. Un senado que sigue sin servir para nada. Unas elecciones que quizá, sólo quizá, nos cambien el rumbo económico del país. Y un grupo de asesinos de mierda en el congreso de los diputados por obra y gracia de un Tribunal Constitucional politizado que no ejerce como tercer poder.
GUERRAS: entramos en la de Libia por un gobierno que se autoproclamaba pacífico y que nos sacó de la de Irak. Por otra lado, por fin se terminó la de Afganistán.
DEPORTES: el Barça gana su 4ª Champions, se hace con 5 títulos, Messi es el segundo jugador de la historia en marcar en todas las competiciones en un año. Del resto de deportes no digo nada, al igual que hacen TODAS las televisiones, que de sus pocos minutos dedicados a la información deportiva, emplean un 80% para el Real Madrid, un 15% para el Barça y un 5% para el resto.
CURIOSIDADES: atasco de clásicos Madrid- Barça en los meses de abril y mayo. Como dirían los gallegos, por favor, nunca mais.
CORRUPCION: me harían falta varios Blogs para referenciar todos. Me quedo con el de Urdangarín al que, como a cualquier otro corrupto, si se demuestra su culpabilidad deben colgar de los webos pero, por ser quien es, en plaza pública.
ECONOMIA: otro tema para rellenar páginas a cascoporro. Reseño la modificación supersónica de la Constitución, el lastre de Grecia, el escándalo de los planes de jubilación de las Cajas que hemos reflotado los españolitos de a pie con nuestro dinero, el puto paro y los desvelos de las primas de riesgo, los eurobonos... Al menos hemos aprendido cultura macroeconómica.
DESASTRES: el impresionante Tsunami de Japón, el terremoto de Lorca y el espectáculo de El Hierro.
RELIGION: la visita del Papa y su controversia con la financiación de tal evento con impuestos. Repito. Si el Papa no viene con mis impuestos, tampoco financiemos a los sindicatos, partidos políticos ni carreras en pro de la mujer o el orgullo gay.
CULTURA: en Cataluña, los únicos cuernos que van a ver son los de los políticos independentistas de tres al cuarto y, como diría Arguiñano, sin fundamento. No hay toros en Cataluña, pero cabestro a punta-pala.
Y PARA TERMINAR y que este DECALOGO pase a ser una DOCENITA, dos cosas que me han afectado a mí y que resalto porque, en tiempos de crisis, son un milagro.
TRABAJO: he encontrado trabajo después de 2 años de paro.
LITERATURA: hay un editor con dos webos que ha publicado mi segunda novela, que me paga, me apoya, y que además, no contento con ser tan desaprensivo, me va a publicar la tercera en noviembre del año que viene.
Lo dicho: FELIZ 2012.

jueves, 22 de diciembre de 2011

¡Me ha tocado el gordo de Navidad!

¡Me ha tocado el gordo! 400.000 euracos que van a engrosar directamente mi maltrecha cuenta corriente. Adiós preocupaciones, adiós incertidumbre, adiós a casi todo lo que tenga que ver con el dinero. No soy rico pero me acerco muuucho.
Claro que… me surge una preocupación. ¿Tengo que depositar el décimo en un banco, sí en una de esas entidades (todas) que nos llevan trayendo por la calle de la amargura desde hace varios años, esas que han gestionado sus capitales peor que mal, que han jugado con dinero ajeno como si se tratara del Monopoli? ¿Se lo doy?
Guardar el décimo (o su cuantía) en un calcetín tampoco es la solución. Lo importante es no perder dinero, no perder su poder adquisitivo y, ya de paso, trazar una dulce venganza que, además, te resarza de tanta preocupación, de tanta bajada de interés, de tanta Bolsa descendente, de tanto mercado cabrón, de activos tóxicos, de primas de riesgo y de eurobonos fantasmas.
¿Sabéis lo que voy a hacer? Se lo daré a un banco, está claro, pero no al primero que me pille cerca o al de toda la vida. Voy a ir con mi décimo por las sucursales de mi barrio que pertenezcan a los 10 principales bancos de este país y se lo voy a restregar por las narices citando para este próximo lunes a todos sus directores en una cafetería cercana, todos en la misma cafetería, a la misma hora, con el mismo sobre, sí, para que me entreguen un sobre cerrado que contenga su oferta por hacerse con los servicios de mi décimo premiado.
Luego abriré los sobres con sus ofertas. Las cinco más débiles las rechazaré de inmediato y despediré a sus autores informándoles que, además, deberán pagar su consumición antes de abandonar el establecimiento. Después leeré en alto las cinco siguientes y daré oportunidad a todos de mejorar las ofertas que han presentado. Comenzarán las llamadas histéricas a las centrales para conseguir mejores propuestas. Cada ronda habrá una oferta que quedará eliminada, lo que implica un director que sale por la puerta y una consumición de la que se hace cargo. La pelea va a ser monumental. ¡Pasen, señoras y señores! Banqueros pegados a sus teléfonos móviles peleándose como comerciantes de mercadillo.
Al final sólo quedará uno, claro está, con la mejor oferta posible. Le daré el décimo, me pagará el café y se irá tan contento. Y yo también, rico y bien asegurado, con la mejor tajada y con un espectáculo en la retina y en los oídos difícilmente inigualable. Sangre, sudor y lágrimas de un banco que me quiera y que se levante la falda para que un servidor le meta mano a su conveniencia y disfrute.
Por cierto, no me ha tocado ni el gordo, ni la pedrea, ni siquiera la vecina. Como siempre, estoy a dos velas.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Piratas de tres al cuarto

Comienza la debacle. Lucía Etxebarría anunció anoche en Facebook que deja de escribir porque las descargas ilegales de sus novelas superan con creces a los ejemplares vendidos. No quieres seguir trabajando gratis. Y yo la entiendo, pero sólo a medias.
Gratis, lo que se dice gratis, de momento no ha trabajado. Tiene un premio Planeta (que se dice pronto pero te caen en la saca varios cientos de miles de euros, así, de golpe), y tiene un montón de ejemplares vendidos. Lo que ocurre es que se ha dado cuenta de que, gracias a los piratas, gana por su trabajo la mitad de lo esperado. Pero dinero gana. Si no, de cuando acá, con la que está cayendo ahí fuera, se iba a ir al paro o a vender fruta en un Carrefour.
Como escritor, entiendo su cabreo. No es nada incomprensible. La gente se queja de que las discográficas y las editoriales se forran gracias a los precios que ponen, y por eso, usted, sí, pirata de tres al cuarto, en lugar de robar a las discográficas o a las editoriales la emprende con el escritor o con el músico. Más o menos es como si usted, estimado pirata, está trabajando para El Corte Inglés o Repsol, y en lugar de que los piratas como usted roben bragas o gasolina, vayan directamente a su cuenta corriente y le esquilmen el sueldo. Nosotros, los autores, somos los que con NUESTRO TRABAJO sostenemos a editoriales y discográficas. Si usted se dedica a robarnos NUESTRO TRABAJO en lugar de darle caña a quien debe, los músicos dejarán de hacer discos y se cobrarán el perjuicio en los conciertos (prepare usted la cartera), pero los escritores, como no podemos dar conciertos y nadie va a venir a ver y escuchar cómo leemos nuestras obras, dejaremos de escribir (como Lucía) y entonces ustedes van a tenerse que leer las etiquetas del champú.
La culpa es de todos, de los que no protegen al autor, de los que miran a otro lado en internet, de las multinacionales de la música y los libros que son usureros, faltos de ideas y que sólo miran por el negocio y no por la cultura. Y de usted, que se baja indiscriminadamente todo lo que pilla sin importarle si va a tener tiempo en toda su vida para escucharlo, verlo o leerlo. A mí me gusta que me lean. Tengo un libro colgado en formato digital por 5€. Mi última novela vale 10 y se lee en unas 10 horas, es decir, vale como un cine y dura 5 veces más. Pero bueno, si lo que quieren es terminar leyendo programas electorales (va a ser lo más largo que se publique en breve de seguir así), continúen haciendo el mico, que además, en este país, se nos da de puta madre.

martes, 13 de diciembre de 2011

In memoriam

Ayer me ocurrió una de esas casualidades de la vida que nunca hubieras preferido que se diera, por lo siniestro de la situación, por lo triste, por lo trágico. La crueldad toma toda su forma cuando, estando en la labor de escribir la escena de la muerte de un personaje, te llega un correo electrónico donde se te informa de una misma muerte, por una misma causa, pero con distinto protagonista. La ficción, como si fuera un maligno sortilegio, toma forma de realidad y te abofetea la cara, se ríe en tus narices y te quita un amigo de la infancia con el que has compartido de todo, incluso escenario cuando con veinte años te daba por subirte a un carro de labranza y tocar versiones de los ochenta en la Plaza Vieja de Sigüenza, frente a la casa del Doncel.
No es justo, ni mínimamente aceptable, que la insolente e inoportuna dama de la guadaña le pase factura a un chaval que apenas ha pasado la cuarentena, un tipo bonachón, siempre alegre, con buen sentido del humor, con arrestos para enfrentarse a un macabro destino paseando su sonrisa allá por donde iba. No es justo que se lleve a alguien que no ha hecho mal a nadie (muy al contrario) habiendo tanto hijo de puta por el mundo.
No, por favor, que nadie me diga que así es la vida, que esas cosas ocurren, que todos vamos a pasar por ahí… No tiene sentido vetar sus oportunidades a alguien que apenas ha comenzado a vivir. A mi edad, que tampoco es para tirar cohetes, ya he visto partir a mucha gente, unos más allegados que otros, o a mis padres, o algún compañero del colegio o de trabajo, a un simple conocido, algunos de forma injusta, otros de manera inesperada, pero lo de ayer fue un torpedo en la línea de flotación, una de esas heridas que van a dejar cicatriz para siempre o, peor aún, que no terminará de cerrarse nunca. Porque, ¿cómo no voy a acordarme de él cuando pasee por la calles de Sigüenza, cuando hablemos de los Pepinillos, cuando salga La Marina a colación, cuando vea a su viuda o a su familia paseando por La Alameda, o cuando escuche los Sultans of Swing de Dire Straits en su versión de The Alchemy? No será lo mismo porque él ya no estará, aunque su recuerdo felizmente nos persiga a todos.
Va por y para ti, Nachete.
¿Te acuerdas de cuando veníamos aquí? le preguntó Íñigo­. Nacho y  Javier solían traerse la guitarra y salíamos ahí afuera a cantar hasta las tantas,  claro, que era verano y se podía estar en la calle. ¡Y qué bien cantaba Belén,  que siempre hacía la segunda voz a Paloma! ¿Y Rocío? No les andaba a la  zaga, ¿eh?” (extracto de “La Torre del Gallo”)

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Gente con pocas luces.

¡Vaya mañanita de niebla en Madrid! La verdad es que en los últimos años no es extraño encontrarse este fenómeno meteorológico en esta época, cuando el anticiclón se queda por aquí unos días a jugar con nosotros a las adivinanzas y dejarnos con la incertidumbre de si nos dejará ver el sol a lo largo del día. Pensar que está a unos pocos metros sobre nuestras cabezas… Tan cerca y tan inaccesible a la vez.
Lo mejor de la niebla es que, en días como estos, la situación del tráfico me refuerza en mi convencimiento de que España es un país que tiene lo que se merece, porque a pijos, cerriles y borregos no nos gana nadie en el mundo. Y esto es aplicable a cualquier disciplina, a la política, al fútbol, a los negocios, y por supuesto, al tráfico.
Esta mañana había niebla, ya lo he dicho, pero por la zona donde vivo y hasta el edificio donde trabajo (hay 40 km. de distancia), la niebla era poco densa, tanto, que la visibilidad que he calculado podía extenderse a más de cuatrocientos metros. No importa. La gente parecía que se había puesto contenta y, como estamos cerca ya de Navidad, ha encendido todas las luces que tiene su coche. Las de niebla de delante y las de niebla de detrás. No importa que se vea perfectamente y no sean necesarias. Lo importante es encenderlas y, ya que la visibilidad es perfecta, ir deslumbrando al que viene detrás con “mis potentes-focos-rojos-que-te-cagas”. No importa que no se distinga cuando frene. No importa ir molestando. No tengo que estar pendiente en ir conectando las luces o desconectándolas para acomodar el coche a la situación que me vaya encontrando. Ande yo caliente (y encendido), ríase (y fastídiese) la gente. Además, si lo hace todo el mundo, ¿para qué voy a cambiar? ¿Por qué la gente no se pregunta?: si veo perfectamente al coche que va delante… ¿para qué las llevo puestas?
Pues yo comparo este festival de luces sin motivo a las calles de cualquier ciudad del tercer mundo, ese mogollón caótico de coches circulando como pueden cuyos conductores viven agarrados a la bocina para abrirse paso. Aquí hacemos lo mismo pero con las luces. El que nos vea desde fuera debe de pensar que somos subnormales o niños con zapatos nuevos, bueno, o simplemente, con zapatos.
“Mírales qué ricos. Tienen las luces desde hace tan poco tiempo que en cuando ven que hay un poquito de niebla las conectan y ya no las quitan en días”.
¡Joder, qué vergüenza!
Lo peor es que estoy convencido de que la mayoría de la gente no sabe que las tiene puestas porque ni siquiera mira el cuadro de instrumentos de su coche, o si lo hace es para acomodar la velocidad cuando ven un radar y evitar una multa. Así no vamos a ninguna parte, ni con niebla ni sin ella.

martes, 6 de diciembre de 2011

Cunde el ejemplo de Cayo. Actualización de "Mucho lirili, poco lerele".

Ayer escuché en las noticias que hay algún que otro diputado que está empezando a rechazar el plan de pensiones que les ofrece el Congreso. No pude retener todos los nombres en la cabeza, que por otra parte, eran sólo un puñado, 3 ó 4 si no recuerdo mal. La edad no perdona. Creo que no había ninguno del PP ni del PSOE. El que sí se me quedó porque arrastra fama de otros ambientes fue Toni Cantó, diputado de UPyD por Valencia (y actor, o eso dice él).
Pues eso, que siga cundiendo el ejemplo, que estos 350 diputados no se van a morir jamás de hambre aunque de su escaño se vayan después al paro. Te lo digo yo... y lo sabes tú.
Por cierto, ya aprovecho las líneas y la conexión para hablar otra vez del Senado. Ayer, en las mismas noticias, llegó a mis oídos que la institución se ha dejado 400.000 € en unos cuadros. Y el pintor, con todo su morro, decía que valían aún más, vamos, que era un chollo. Contra el pintor, por artista, no tengo nada, que entre bomberos no nos pisamos la manguera, pero es que el cretino dijo que el precio estaba bien porque era para una institución pública. ¡Nos ha jorobado! Si no fuera así, jamás nadie se hubeira gastado esa pasta. El argumento que esgrime el sr. Rojo y el pintor es que el pedido era anterior a la crisis. Yo les recuerdo que la crisis, se ponga como se ponga el disfunto y espero que próntamente oliviado Zapatero, no comenzó en este país hasta hace un par de años aún cuando desde el 2007 llovían chuzos de punta. ¿El encargo es anterior a ese año? ¡Vamos, por Dios!, que no nos chupamos el dedo.
El problema de este colegueo indecente es que el PP lo va a eliminar hasta que la economía remonte un poco, pero después, los muchachos de Rajoy seguirán lamiéndose las heridas entre ellos y buscando la ocasión para hacer caja.
¿Dónde está Fernando Fernán Gómez para gritar: "¡A la mierda"!?

martes, 29 de noviembre de 2011

“Mucho lirili” y “poco lerele”

Hoy he leído en la prensa que los diputados Cayo Lara y Alberto Garzón, ambos de IU, han renunciado al plan de pensiones que les ofrece en Congreso de los Diputados. Ya era hora de que alguna de sus señorías diera un paso al frente y se desmarcara del resto de una vez, porque la lengua la tienen bien suelta, pero el bolsillo no dejan de tenerlo grande y el puño cerrado, los de derechas y los de izquierdas. Quizá, si el ejemplo cunde, se abra la puerta alguna vez a dejar de lado ciertos chollos legales e injustos en los que ahora no vamos a redundar. A la que se echa de menos, la que ha sido abanderada de ponerse en contra de todos estos despilfarros, la que ha dado la cara denunciando la inmensidad de reformas que hay que hacer, es a Rosa Díez, que de momento desde el día de las elecciones no se le ha visto el pelo. En mi pueblo dirían que “mucho lirili” y “poco lerele”. Una vez conseguido su sillón de diputada y a punto de hacerse con grupo parlamentario propio (ambas cosas muy merecidas), la señora parece hacer mutis por el foro. Así que al final va a ser que todo aquel ardor guerrero se va a quedar en agua de borrajas. Espero que no sólo en ella, sino en el resto, cunda el ejemplo de IU.

Parece que Cayo no quiere que le regalen nada ni trincar lo que no es suyo.

Lo que me queda claro es que tanto a la Sra. Díez como al resto de señorías, los dos diputados de IU les han ganado en nobleza por la mano. Pero como hoy me he levantado con el sable de pelar demonios desenvainado, aquí no se va a ir nadie de rositas porque… ¿qué ocurre con los otros 9 diputados electos de IU? ¿Van a declinar el ofrecimiento de esa pensión… o para estas cuestiones también hacen aguas como el resto?
Veremos en qué queda toda esta declaración de intenciones, si en hechos como Lara y Garzón, o sólo en una anécdota de dos locos muy nobles y congruentes consigo mismo.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Telediarios fotocopiados

Ya no veo los telediarios. La verdad es que no apetece. Ni siquiera por admirar a una presentadora de buen ver hacer ojitos a la cámara y a los telespectadores. Y es que no dan una sola noticia buena, que también es cierto que ya no se producen, pero la actualidad está carente de imaginación. Si usted sigue leyendo este artículo, voy a anticiparle el próximo telediario. Ya verá como no me voy a equivocar demasiado: comenzará hablando de la crisis, de la deuda de los países incluido España. Nos volverán a poner al borde del abismo pero siempre con un pie a tierra. La prima de riesgo estará por la nubes. No rozará máximos históricos pero podrá hacerlo en breve. La bestia alemana y el enano francés seguirán erre que erre con sus eurobonos, deshojando la margarita para hacer el paripé y ganar tiempo forrándose sus respectivos países con la financiación de su deuda.
Después hay cambio de tercio: pasamos a política, que si Chacón no se atreve a dar el paso, Rubalcaba está quemado, Blanco va a ir a los tribunales, Zapatero desaparecerá en combate, Rajoy no hace milagros… y por úlitmo, un par de nombres de ministros futuribles.
Suma y sigue: crónica amarilla, comenzando por Marta del Castillo (¿por qué la policía no les “invitó” a declarar en su día mientras estaban detenidos en los calabozos de comisaría?; hay ciertas “invitaciones” que no se rechazan y nadie pide explicaciones por ellas). Luego se pasará a violencia de género, un atropello, un parto en la calle y un menor haciendo una barrabasada.
Deportes: Mourinho se giña en la pastelera madre de alguien mientras sigue batiendo records. Guardiola, esta vez sí, mea colonia y se pone una venda más antes de recibir la pedrada. Igual esta noche ya empieza a lamerse la del Bernabéu. Del resto de equipos, de deportes, de personajes… nada de nada, a no ser que Nadal pierda un partido o alguien haya tenido una lesión de gravedad. Eso sí, que no falte una anécdota deportiva que, al fin y al cabo, es una parida.
Con estos telediarios y la imaginación rota por los poderes que manejan los grandes grupos empresariales de la comunicación, politizados hasta decir basta (y esta vez no voy a hablar de La Sexta, TeleMadrid, Telecinco, Intereconomía...), lo mejor es conectar a la tele el disco duro multimedia lleno de películas y dejarse de telediarios enlatados.
Yo… casi casi lo hago (consejos vendo que para mí no tengo…)

domingo, 20 de noviembre de 2011

Votos estamentales y sufragios restringidos

Se desató el sunami electoral. Todo el mundo sabía lo que iba a pasar. Era una noticia anunciada a bombo y platillo.  El PP iba a arrasar en forma de maremoto azul en casi toda España, y el rojo del PSOE, que había sido como la lava volcánica desde hacía ocho años, se iba a quedar en un rescoldo. Sin sorpresas. Todo bajo el guión previsto.
Ahora vendrán las felicitaciones, apretones de manos, abrazos y palmaditas en la espalda (por un lado), y acusaciones, revoluciones intrapartidarias, golpes de pecho y rajada de vestiduras. Repito: todo bajo el guión previsto.
Lo que nadie, absolutamente nadie, va a hacer es darle cancha a la reforma de una ley electoral que, quizá, esta vez más que nunca, se ha revelado como tremendamente injusta. En España, el verdadero chollo es fundar un partido nacionalista y circunscribirlo en un área territorial pequeñita para, con un escueto puñado de votos, obtener una representación parlamentaria del carajo. Véase por ejemplo a los lindos de Amaiur (que con cuatro votos se plantan con 7 diputados), o por el contrario UPyD, que con más de un millón de votos se quedan con 5.
Yo, señores, no me lo explico, y ruego a alguien que me haga ver por qué en el congreso pasan estas cosas cuando se supone que es la cámara de todos los españoles donde la territorialidad no cuenta, y POR EL CONTRARIO, tampoco ocurre en el Senado, cuando justamente ahí, al ser cámara territorial, debería pasar. Admito mi ignorancia en muchas cosas incluida ésta, pero la verdad es que no hay quien, con dos dedos de frente y aplicando lógica aplastante, sea capaz de explicar y, sobre todo, DEFENDER, una ley electoral que hace aguas por los cuatro costados.
Nadie va a cambiar la ley electoral, porque de eso tenemos que ser conscientes desde ya, por lo que seguiremos teniendo una democracia de “todo a cien” con una representación ficticia que no es demostrativa de la verdadera cantidad de votos que obtienen los partidos, una ley que favorece a unos pocos y perjudica a la mayoría, como si volviéramos a la época de los votos estamentales o sufragios restringidos, donde sólo mandan e influyen los que tienen más facilidad para mandar e influir, y el resto, como el pueblo llano de hace siglos, se queda apartado, sin posibilidades, muerto de hambre y a merced de políticos que no saben hacer la o con un canuto y sólo ven intereses propios y los de sus iguales, aquellos que enarbolan sus colores y piensan como ellos.
Sin duda, volvemos a estar en una puta dictadura, esta vez avalada por urnas de cartón.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

No votes al Senado.

NO VOTES AL SENADO, ¡claro que no! ¿Para qué? Pero, por Dios, si nadie tiene ni puñetera idea de para qué sirve el Senado. Tenemos ahí una cámara de representantes que, dicen, se ocupa de ciertas cosas que nunca se ven, que apenas sirven para nada (como instrumentalizar la territorialidad de este país), y otra serie de sin sentidos que no se los salta un gitano.
NO VOTES AL SENADO, porque tú tampoco sabes para qué sirve, y hay más de tres centenares de parásitos cobrando un pasta gansa por el simple hecho de sentarse en un sillón en la cámara alta (alta en sueldos y gastos). Y además, no contentos con no servir para nada y producir un gasto a los españoles, se dedican a hablar en sus lenguas y a pagar a traductores... (por ejemplo).
NO VOTES AL SENADO, porque el 20-N te da exactamente lo mismo escoger una papeleta o dos, y con la del Congreso bastante gorda la solemos armar en este país como seguir armándola inútilmente en el Senado. Por favor, ahórrate el esfuerzo de coger otra papeleta. Ahorra al menos papel, ¡coño!
NO VOTES AL SENADO, porque siempre sale el mismo resultado que en el Congreso, porque aún no conozco a nadie que vote al partido "X" para una cámara y al partido "Y" para la otra. Es inútil. No sirve para nada. Que extrapolen los resultados de un lado a otro y nos ahorramos una pasta en papeletas.
NO VOTES AL SENADO porque, si en estas elecciones se escrutan 25 millones de papeletas al Congreso, y para el Senado sólo se cuentan 3 millones (o menos), creo que los gobernantes, sean cuales sean,  se darán cuenta de que, primero, no se produce ningún desastre operativo en este país porque salga ese resultado; segundo, quedará constatado que la gente pasa del Senado y podremos empezar a pensar en ahorrarnos una pasta; tercero, que  la gente está demostrado, pidiendo a gritos, que se quite esa cámara de una vez, o al menos que se reforme.
NO VOTES AL SENADO porque es un EJERCICIO DEMOCRÁTICO de petición de su anulación o reforma. De otra manera, no nos van a hacer ni puto caso.
NO VOTES AL SENADO... he dicho.

jueves, 3 de noviembre de 2011

¿UE al rescate de Grecia… o Grecia al rescate de la UE?

Nos faltaba poco por ver, pero está claro que las sorpresas no tienen final. Y lo que me da miedo es que éstas continúen produciéndose sin que nadie tenga posibilidad de preverlas o remediarlas.
Grecia, que no hizo los deberes, que mintió a toda Europa y a todo el mundo, se puso llorona y se rasgó las vestiduras para que el resto del planeta se apiadara de ella. Y entonces, con mejor o peor criterio, Europa se puso manos a la obra y le hizo un regalo en forma de cantidad insultante de millones de euros para que recompusiera su ya inexistente economía. No contentos con eso, hace pocos días su exigencia fue mayor: “que si no tengo para pagar las nóminas a los funcionarios, que nos quedamos con las arcas vacías, que mira que estamos en la zona euro…” Y cuando Europa hace un esfuerzo, vamos, que aquí hasta los pobres de solemnidad del resto de países tienen que aportar dinero para su rescate, van los descarados y dicen que lo someterán a referéndum. Señores ciudadanos griegos: dicho referéndum ya lo hicieron cuando cambiaron de gobierno. El señor Papandreu debe saber que su decisión va a misa y no escudarse en una consulta que no tiene legitimidad. Si no tiene webos, deje el gobierno y tírese de un acantilado como hacían los espartanos. Porque ningún ciudadano griego (o de cualquier otro país) tiene ningún derecho a poner en jaque a todo un continente. Si tu Presidente de Gobierno es un zotes, apechugas y te aguantas (y en España sabemos de esto un rato).
El problema reside que si Grecia se cae ahora de la zona euro, la estabilidad monetaria de la UE quedará en entredicho. Pudiera ser que el resto de países que tienen moneda única nos vayamos lentamente al carajo… por culpa de Grecia. Sí, como el perro del hortelano. Es una especie de chantaje que nadie debe permitir y sobre todo, que se debe castigar. Mientras no existan leyes que pasen factura a todos aquellos personajes públicos que nos llevan por la calle de la amargura, esto no cambiará nunca. Lo peor es que nos han acostumbrado a ser demócratas, pacíficos, borregos y a jugar (y a cagarla) en equipo, todos juntitos, y nadie es capaz de tomar la iniciativa de montar una auténtica revolución que ponga las cosas en su sitio. No pido restaurar la guillotina para (lo mismo que ocurrió con la realeza y la nobleza) afeitarles a la altura del gaznate. Pero a día de hoy nuestra clase política tiene más de nobles que de plebeyos, y deberíamos, entre todos, obligarles a que jueguen con las mismas reglas de juego. Si la cagas, la pagas… y además lo haces con dinero de tu bolsillo o con años de cárcel, y con la inhabilitación pública de por vida.
¿Que cómo se hace esto? Pues no digo yo que montemos barricadas, pero quizá un pellizquito de desobediencia civil nos venga al pelo, porque algún día un politicucho espabilado y desaprensivo se dará cuenta de la oportunidad de pasar a la Historia por sus reformas a favor del pueblo y abanderará la modificación de las leyes, y las cosas algo se arreglarán.
Sé que es una quimera, una ilusión, que tengo el cerebro envenenado, pero las cosas no pueden seguir así. Cada vez que alguien la cague como Papandreu, como Zapatero, como Berlusconi, como cualquier otro, ya sea en el ámbito nacional o local, deberíamos salir a la calle en tromba y pedir su cabeza, su dinero, sus bienes, incluso su recuerdo, y que no se vuelva a saber de él nunca más. Pero es que en casa se está tan calentito...

miércoles, 5 de octubre de 2011

Steve Jobs, por favor, ¡no es justo!

No sé si habrá algunos que le encuentren explicación a un hecho tan lamentable, explicación lógica me refiero, pero yo desde luego sólo veo una desgracia. La muerte de Steve Jobs me parece un hecho trascendental para este planeta. Una persona que ha provocado una auténtica revolución a todos los niveles, alguien que con su constancia y su tenacidad ha llegado a donde ha llegado y nos ha ayudado tanto, no merece que un cáncer se lo lleve puesto a los 56 años. Es cruel, inexplicable y una auténtica putada. Habiendo en el mundo gente canalla, despreciable, verdaderos hijos de puta de mala voluntad que se ceban en hacer el mal a los demás, estos macarras cumplen generalmente con holgura los setenta y los ochenta, personas que han llegado a tener a medio planeta en vilo, siguen vivitos y coleando. No es justo. Sí, claro, ya sé que nadie ha dicho que lo sea, pero yo desde luego no le encuentro explicación lógica. Si hay algo más allá a partir de que doblamos la servilleta, la verdad es que no entiendo sus razones para tenernos vistiendo una camisa que cada día nos llega menos al cuello. Si todo es fruto de la casualidad, pues cierro la boca y no me quejo, pero si desde luego hay un ser superior (o varios) que son los que, en cierta manera, manejan los hilos de nuestra existencia, señores dioses (ahora me dirijo a ellos con todo respeto), me temo que es tiempo de ponerse a trabajar de una vez, que llevan un tiempecito que han perdido en norte, que el mundo se les va a la mierda y no hacen nada para remediarlo. ¿O es que acaso están evacuando a la gente buena porque el resto no merecemos el esfuerzo?

Cigarras golfas, putas hormigas.

Dice la fábula “La cigarra y la hormiga” que, harta la primera de tocarse las narices y la segunda de partirse los costillares trabajando, el tiempo puso las cosas en su sitio y la cigarra se murió de hambre y la hormiga disfrutó feliz de un empacho. La cuestión es que, como moraleja, aprendimos de niños que las buenas artes y el esfuerzo son recompensados.

Permítanme que me pase por el arco del triunfo las enseñanzas de este cuento atribuido a Esopo y le dé la vuelta como si fuera un calcetín. Porque siempre partimos de la base que después de aquel verano en el que cigarra y hormiga hicieron lo que les pareció oportuno, cuando después llegó el frío, la primera terminó desasistida y la otra en la Gloria. ¡Mentira! Porque resultó que apareció la araña que todo lo podía (de lo contrario, te pegaba un picotazo y te envolvía en un saco de seda), trincó la comida de la hormiga, se la dio a la cigarra –porque disfrutaba con ella cuando cantaba ya que le atraía insectos a la tela, en realidad era productiva… sólo para ella- y, además, amenazó a la hormiga que si no continuaba trabajando todo el invierno, la mataría. A la hormiga no le quedó entonces más remedio que dejarse su pequeño lomo trabajando mientras se volvía blanca de cabreo y pensaba en cómo darle la vuelta a la situación, deshacerse de la prepotente araña y poner las cosas en su sitio.
Esta última versión, que descaradamente me he inventado, me cuadra más con la realidad, con las enseñanzas que debemos aprender en los tiempos actuales. Porque ahora resulta que hay una cigarra que hace las cosas mal y, aún a sabiendas, no pone remedio (llámense en este caso consejeros de Caixanova Galicia), una hormiga que subvenciona con sus impuestos el futuro venturoso de la cigarra (bien podemos ser tú, yo, nosotros, vosotros… ) y una araña (llámese ese grupito de joyas formado por el Gobierno, el Banco de España, políticuchos de tres al cuarto, banqueros varios…) que te obligan a seguir pagando impuestos para que tres o cuatro golfos, a los que había que haber castrado con una puerta como perros de reala (en esto las mujeres seguro que no quieren la igualdad), se lo lleven muerto.
Querido lector, eres una puta hormiga (las hormigas siempre hemos sido molestas pero útiles al fin y al cabo) y le acabas de soltar 20 millones de euros a unos consejeros que, dados los resultados de la citada entidad, no saben hacer la o con un canuto. Pero ahí tienen su dinero, en una cuenta corriente y sin vida suficiente para gastarlo. Hay veces que en mi mente resuenan frases de mediados del siglo XIX llamando “¡a las barricadas!”.
Me muero de cabreo.

lunes, 26 de septiembre de 2011

¿Nacionalismo Monumental en Barcelona o monumental nacionalismo catalán?

Ayer cerraron la Monumental de Barcelona. ¡Una pena! Al menos, el cartel es precioso y triste merecedor de tan lamentable evento. Este hecho tanto físico como burocrático deja tras de sí algo mucho más importante que echar el cerrojo: la pena de los aficionados a la Fiesta y el regocijo de los antitaurinos. Si toda esto sólo llegara hasta ahí, si cerrar la plaza fuera sólo el resultado de una “pelea” entre dos grupos enfrentados por sus ideas, el asunto sería considerado como sano y no tendría más trascendencia ni consecuencias. Pero es que, según sabemos, la prohibición de los toros en Cataluña…, ¡perdón!, la prohibición de las CORRIDAS DE TOROS en Cataluña ―el resto de festejo taurinos curiosamente no ha sido prohibido― ha estado avalando e impulsado (o acompañado) por movimientos y partidos nacionalistas o, al menos, éstos les han dado ese tinte. Creo que tantas son las ganas de algunos inconscientes de separarse y desprenderse de lo español sin razones de peso, que sirve cualquier cosa, como cortar a cuchillo y sin anestesia ciertas libertades, sin preguntar, hacer lo que a uno le da la gana pasándose por el forro de los caprichos, no sólo lo que venga de cualquier institución española (dícese por ejemplo la reciente sentencia del Tribunal Supremo sobre las lenguas vehiculares), sino lo que piensan y dicen los propios catalanes de a pie, gente normal, inteligente y sana hasta la saciedad (y hablo con conocimiento de causa).
Lo que me da pena de todo esto es la ignorancia que tienen esos grupúsculos en las consecuencias que se van a producir si los políticos de Cataluña siguen presionando de formal alocada e infundada por conseguir un futuro independiente. Y cuando digo infundada, no me refiero a la Historia de Cataluña, sino a las razones que esgrimen para separarse del resto. Por mi parte, gracias a esa presión sistemática y desaprensiva sobre todo lo que suene a español, he decidido apoyar su independencia sin fisuras, a tope, sin freno. Al menos, una vez Cataluña haya conseguido todo eso que tanto ansía y que -por lo visto- la deja huérfana de identidad, todo eso que la contamina por estar cerca de ambientes españoles, dejaré de escuchar estupideces que no conducen a ninguna parte. Porque, desde mi punto de vista, la independencia en Cataluña sólo puede acarrear a ese país, nación, pueblo (o como se quieran denominar, con o sin razón) un camino difícil, duro, muy duro, lleno quizá de frustraciones, penurias, sufrimientos y ansiedades. ¿No lo creen así? Pues yo me he imaginado lo siguiente. Quizá no tenga razón pero tengo muchas preguntas que no logro responderme.
Supongo que Cataluña se independiza. ¡Qué felices son ahora rigiendo su destino!, con su idioma, su parlamento, sus presupuestos, sus leyes. Felices sin que ningún español les toque las narices. Pero bueno, independencia no es sólo hacer lo que te dé la gana. Es tener medios para hacerlo. Para mí, creo que independizarse significa formar, desarrollar, controlar y hacer evolucionar todo un país… con todo lo que ello conlleva no sólo relacionado con cultura, identidad y personas. Desde mi cortas miras, entiendo que, por ejemplo, tendrán que implantar una policía que abarque todas sus competencias, y para eso hace falta dinero. También  deberán formar aunque sea un mini-ejército, con sus barcos, sus aviones y su infantería. Tendrán que diseñar, acuñar, dotar de paridad y de circulación su propia moneda, porque cumplir con los cánones del maltrecho euro, desde luego, a priori no creo que vayan a cumplir. Eso también significa tener un banco central. Dinero para fabricar dinero. Suma y sigo. Tendrán  que diseñar e implantar una educación catalana, pero también dotar a la población de una segunda lengua porque con el catalán como única lengua sólo se va a Andorra. Tendrán que sopesar si mantienen esa especie de embajadas que han regado por medio mundo y montar unas de verdad. Y eso cuesta dinero. Y también se necesita capital para comprar la electricidad, petróleo y gas fuera de sus fronteras, y eso sí que cuesta una fortuna (y además se la tendrían que comprar a España porque la francesa les saldría por un dineral; y España pondría aranceles, como debe ser cuando vendes algo en el extranjero). Tendrían que hacerse cargo de gestionar y mantener carreteras, infraestructuras, ministerios en condiciones (no consejerías de tres al cuarto)… Y tendrían que entrar en la ONU, y si quisieran y lo tuvieran a bien en la OTAN para estar defendidos en condiciones, y pedir permiso a algún país limítrofe para que Barça y Español jugaran en una liga competitiva al igual que el Mónaco lo hace en Francia… Porque España no les ha prohibido jugar con su selección. Es la FIFA o el COI quien les ha enviado a hacer puños para paraguas.
En definitiva, montar un país es otra cosa que conseguir la independencia, sin contar que muchos de sus habitantes saldrían de allí en cuanto pudieran porque buscan calidad de vida y allí ya no la tendrían. Porque el Gobierno, o la Generalitat, o quien fuera, tendría que subir impuestos de forma desmesurada e imperativa. Y dejarían de estar en la UE porque no cumplirían los mínimos establecidos para entrar, y entonces se quedarían sin ayudas de la UE. Y pedirían dinero prestado al FMI, al BCE y al Banco Mundial, y se endeudarían hasta las cejas, como si fueran un país sudamericano de los 70 ( y ya vemos como, por ejemplo, le luce el pelo a Argentina, quizá el país sudamericano más moderno y europeizado).
Y al final, siempre desde mi punto de vista, Cataluña terminaría con el mismo PIB o misma renta per capita que Marruecos o Albania, o si resulto demasiado pesimista y catastrofista, que Grecia. ¿Merece la pena por conservar un idioma o una cultura que, hoy en día, ya conservan?
De verdad, creo que habría que poner freno a unos políticos que no saben lo que se dicen, que de conseguir lo que quieren terminarían secesionados y peleados entre ellos mismos, y todo por imponer un idioma que se habla y se escribe (y que no se va a perder jamás) y un ansia por quitarse de encima todo lo español, cuando Cataluña como tal lleva pegada a este país desde hace muchos tiempo, más del que se puede renegar.
Pero bueno, por mi parte, apoyo la idea y, eso sí, que con su pan se lo coman, pero que luego no vengan mostrándose como víctimas, porque nadie quiere quitarles su idioma, su bandera ni su himno. Nadie quiere que se deje de hablar, se deje de ver ondear o se deje de escuchar. Entonces… (como diría Mohuriño), ¿por qué?
Que nadie se moleste. Es mi opinión y, como tal, debe ser respetada incluso por los nacionalistas y los españolistas. Mi aprecio y cariño por Cataluña es de todos conocido. Tengo magníficos amigos catalanes a los que me gustaría seguir viendo sin necesidad de marcar una extensión internacional en el teléfono o tener que sellar el pasaporte. Y todo por una gilipollez trasnochada e interesada que no va a beneficiar a Cataluña en nada.
Y además, soy culé, y reconozco que el Barça es más que un club, aunque para mí sólo sea un club.

martes, 13 de septiembre de 2011

Dos no discuten si uno no quiere... y ese uno soy yo.


Dos no discuten si uno no quiere, y ese uno soy yo, pero qué difícil es soportar las acometidas de alguien que, por su santos cojones, quiere que su opinión, su punto de vista, impere sobre el tuyo. Y yo ahí, defendiéndome a base de explicaciones reductoras para tratar de no discutir.
―¿Por qué no haces tal cosa? ―me pregunta.
―Porque no me gusta.
―¿Por qué no? Si es maravilloso.
―No me gusta.
―¿Es que no te das cuenta de que… (tal y cual razón)?
Ésta última pregunta ya te hace quedar como un gilipollas, porque la otra persona SÍ se ha dado cuenta de las aparentes ventajas de su punto de vista, pero tú, ser obtuso y pequeño, insignificante, despreciable, inmundo… y gilipollas, no adviertes ni eso ni nada.
―No me doy cuenta y, además, no me gusta.
―Pues si no lo haces así, resulta más caro ―ataca.
―Nadie ha dicho que no lo sea ―me defiendo.
―Entonces, ¿por qué no lo haces?
(¡Joder!)
―Por que no me gusta.
Y de esta manera volvemos a hilar la conversación como una pescadilla que se muerde la cola hasta la puta locura, hasta hacer perder los estribos, hasta poner yo mismo en entredicho mis propios gustos, mis opiniones, mi condición de ser humano. Uno llega a plantearse si es que una vez he tenido un derrame cerebral del que no recuerdo nada y vivo sumergido en un mundo que ya no me entiende, un mundo que me queda grande, un mundo donde todos guardan el secreto de la carencia que me limita el entendimiento.
Al menos Forrest Gump no se enteraba de la misa la media. ¡Feliz!

martes, 6 de septiembre de 2011

Me encanta tener cara de gilipollas

Me encanta tener cara de gilipollas. Es algo que, por mucho que pase el tiempo y mi cara llegue a mutar, no cambia. Y lo mejor no es poseer (sin querer) este rictus de retrasado, este timbre de voz que ni chicha ni limoná, este tono que da grima. Lo mejor es ver cómo los verdaderos idiotas se tragan las apariencias con zapatos y todo. Porque no hay mayor tonto que aquel que se cree por encima de los demás sin tener capacidad para hacerlo.
Hoy he merendado una noticia que me sigue corroborando que lo mejor es hacerse pasar por bobo para conocer quién es verdaderamente más bobo que tú. Y es que hace un par de meses traté de comprar un libro por Internet, un ejemplar de una novela a punto de ser descatalogada de la que, según mis noticias, la edición estaba agotada y tan sólo unos cuanto libros sobrantes habían sido liquidados a precio de saldo. Pues esta tarde se me ha atragantado la mermelada en el gaznate, porque he recibido la comunicación de la web de una cadena bien famosa, con tiendas por media España, informándome que volvían a tener ejemplares disponibles. ¿Se ha reeditado el libro? ¿Una segunda edición? ¿O es que han rebuscado en la basura y han encontrado algún ejemplar perdido por allí? ¿Tantos como 10 ejemplares? Porque, puestos a pedir, yo me he explayado y he pedido una decenita, contando que esta cadena los compra bajo demanda, es decir, que jamás habría podido encontrar en sus sótanos más de uno o dos.
La duda que me asalta, lo que me corroe las entrañas de emoción, es saber si el autor de esta novela se ha enterado de que, o bien la editorial ha decidido lanzar una nueva edición, o que su libro pulula por los sótanos de tal tienda como Pedro por su casa, o que se reproduce y se reimprime (¿eh dicho reimprime?) sin control y, claro está, sin que el autor cobre sus derechos.
Mientras el pobre diablo resuelve su duda, yo le pego a la mermelada ciscándome sobre todos aquellos que me consideran un gilipollas.
Bendición.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Con las tripas llenas y las mentes en Babia

La verdad es que, conociendo las malas noticias que brotan como el sarampión desde hace varias semanas, aún no comprendo cómo no hemos llegado a extremos de hace casi cien años cuando la gente se tiraba por la ventana al constatar que la ruina se hacía cargo de sus vidas y que, además, no había solución de continuidad. Y es que, haciendo un poco de memoria (y sin ningunas ganas de documentarme), a los felices y locos años 20 le sobrevino después el crack del 29 y la depresión de los 30, la guerra mundial de los 40, la recesión de los 50, la explosión y bonanza de los 60, nueva crisis en los 70, la locura de los 80… No quiero seguir por aquí porque, de repetirse el ciclo, tenemos una nueva guerra mundial a la vuelta de la esquina. ¿O quizá es que ya la estamos sufriendo sin darnos cuenta?
Bueno, la cuestión es que la situación económica a nivel global está muy malita y todos los gurús y entendidos dicen que vamos hacia la debacle más absoluta, que de ésta no se salva (ni nos salva) nadie. ¿Tan mal estamos? ¿Por qué nadie hace nada para remediarlo? ¿Es que no interesa? ¿Quién maneja todo esto? A mí me tienen acojonadito, tanto como cuando un niño se hace un burruño y se acurruca en un rincón porque viene el coco. Nuestros políticos son unos incompetentes, pero es que uno también se da cuenta de que los políticos europeos no les van a la zaga. Incluso los americanos circulan por el mismo carril. Y eso me hace pensar que todo es un error sistémico, que nos hemos preocupado tanto tiempo de tener la nevera llena de auténticas tonterías que ahora que está vacía de lo más esencial somos conscientes de que, en su día,  dejamos la gestión de nuestro supermercado a ilusionistas que ofrecían pan para hoy y hambre para mañana. Y nosotros quedamos con las tripas llenas y las mentes en Babia.
Ahora vendrá el llanto y el crujir de dientes, y en lugar de remediarlo, de cambiar de verdad las estructuras, las estrategias, los actores, nos dedicamos a poner parches que no sirven para nada, a tirarnos desde los balcones y a rasgarnos las vestiduras. Pues, señores, como diría el maestro Fernando Fernán Gómez, ¡a la mierda!

viernes, 26 de agosto de 2011

Límite: 48 horas... para hacer los deberes ¡en el recreo!


Visto y no visto. Ocho años tocándose el bolo unos y otros y ahora, así, de repente, les entran las prisas por hacer algo que no son capaces de explicar ni de hacer comprender. ¿Por qué nuestros políticos reforman la Constitución así, en tiempo record, sin consultar, tomando como excusa un déficit que arrastramos desde hace años? ¿Por qué ahora? ¿Por qué el PSOE y el PP se ponen de acuerdo en cinco minutos? A ver… ¿qué coño está ocurriendo? ¿Nos toman por tontos? Porque estas cosas no suceden porque sí, por generación espontánea, porque ahora me da la gana. Algo gordo ha tenido que ocurrir para que ahora vayan a calzón quitado a redactar una texto sobre algo tan importante que, estoy convencido, en otra situación, hubieran tardado meses… o años. A ver… si no se ponen de acuerdo ni para elegir los magistrados del tribunal constitucional en muchos años, ¿por qué reforman la Constitución en una noche? ¡Y lo hacen sin preguntar, sin consultar, sin explicarse! La última vez que vi algo parecido fue una ocasión en la que un profesor que tuve en el colegio nos advirtió de que, quien no hubiera traído los deberes que nos había ordenado el día anterior, suspendería la asignatura, avisaría a sus padres y nos excomulgaría (eran otros tiempos, claro). Así que, lo que ningún alumno había hecho en una tarde, algunos tardamos apenas medio recreo en dejarlo escrito con pan de oro. ¡Pa’ qué las prisas! La advertencia que ha debido recibir nuestro país ha tenido que ser de órdago… o de pena de muerte. Nunca lo sabremos, pero tiene que ser de título de película de ciencia ficción (La amenaza fantasma). Lo dicho: a estos políticos se les debe negar el pan y la sal, y mucho más una pensión vitalicia después de hacer los deberes en el recreo. Y seguramente mal.

jueves, 18 de agosto de 2011

Los impuestos y el Papa

La visita del Papa desde hace días suscita opiniones, unas a favor y otras en contra. Yo no voy a entrar en ese cruce de pareceres porque no creo que sean de interés para nadie, pero sí quiero comentar una que acabo de escuchar por televisión y me ha hecho mucha gracia, gracia… por no ponerme a llorar.
Resulta que hoy miércoles había convocada una manifestación laica en contra de la visita del Papa. Bajo varios lemas, unos acertados, otros poco acertados, quizá el más repetido haya sido. “No con mis impuestos”. Una reportera de televisión preguntaba a un manifestante por la finalidad de la manifestación, y un chico joven, bien vestido, bien peinado, con gafas de marca, de unos veintimuchos años, decía que en un Estado aconfesional no se podía sufragar la visita del Papa con sus impuestos, que debían ser los feligreses quienes lo pagaran de su bolsillo. 
El chico, desde mi punto de vista, se equivoca de punta a punta. Me parece muy bien que no se sufrague con dinero público el mogollón que se ha formado con la visita de un líder religioso, que, al fin y al cabo, eso es el Papa. Pero es que ese señor también es un Jefe de Estado, y por las mismas nos toca apechugar con su visita como con la de cualquier otro dirigente. Pero claro, es que no es sólo la visista, sino que trae consigo las Jornadas Mundiales de la Juventud. Y ahí la cosa cambia. Parte es visita y parte Jornadas. La visita nos toca pagarla, pero las Jornadas…
Por otra parte, habría que decirle a este chico (y a los que piensan como él), que me parece muy bien que los impuestos sean para otra cosa que para montar la mundial con el Papa, pero los impuestos tampoco tendrían que estar destinados para sufragar los gastos de sindicatos que no sirven para nada, sindicatos que deberían sobrevivir con las cuotas de sus abonados. Y lo mismo exactamente habría que hacer con los partidos políticos; que lo paguen sus militantes.
Así que ni Papa, ni sindicatos, ni partidos políticos, ni día de la mujer, ni día del orgullo gay, ni día del trabajador, ni día de la madre que la parió. Efectivamente, ninguna de estas cosas con mis impuestos.

martes, 9 de agosto de 2011

Esta noche la tenía reservada para Sigüenza y para mí.

Agosto ha comenzado como un huracán. Apenas me ha dejado respirar aún cuando me llevaba avisando desde hacía meses que su inicio iba a ser arrebatador. Y sé que la presentación de mi segunda novela tiene mucho que ver, pero no todo. Porque cuando uno hace las cosas con ilusión, totalmente cegado por la fe que le mueve en hacer algo de corazón, es muy difícil que nadie sea capaz de ahogar ese empuje. El problema, la impresión surge cuando las expectativas se sobrepasan y uno queda en estado de shock por lo que se mueve a su alrededor.
Y comienzo por el día de la presentación, donde mis expectativas se vieron superadas. Acudió más gente de la que creía, personas conocidas que guardaban en secreto su asistencia y otras a las que no conocía y me transmitieron su ilusión y su reconociendo a  mi trabajo. Eso me hizo que el corazón corriera más deprisa y las emociones cruzaran por mi cuerpo en algunas ocasiones casi sin dejarle respirar.
El éxito, aunque sea de una noche, de unas horas, emborracha. Y yo quiero disfrutar el momento, desde luego, porque de bien nacidos es ser agradecidos, pero no quiero resacas ni  mucho menos adicciones, que en este caso son tan falsas como espejismos en el desierto. Podría sacar pecho y decir que estoy en la cima del mundo, en una nube, que hablo casi a diario en un medio de comunicación distinto, que la novela se vende a buen ritmo en Sigüenza y que su acogida augura un futuro próximo de lo más halagüeño. Pero no van los tiros por ahí, porque todo esto tiene su fin, y quizá un nuevo principio dentro de poco tiempo, con otra novela o con la misma, pero toda esta explosión de sensaciones termina siendo flor de un día, y yo no quiero ser un necio.
A mí, lo que verdaderamente me ha impresionado no ha sido ver a una persona leyendo mi libro en la piscina, sino observarla totalmente enganchada a él. Desde luego también me ha gustado conocer que otra persona, en apenas cuatro días, se ha devorado la novela, pero  lo que me ha dejado noqueado es que lo esté lanzando a los cuatro vientos a través de Internet. Y claro que me gusta que se vendan ejemplares , pero mucho más que el boca a boca se esté disparando de forma efusiva, apasionada.
Por eso no puedo por más que agradecer a todo el mundo lo que están provocando a mi alrededor. Pero hoy, avergonzado un poco por estar en boca de mucha gente (y que  no se me malinterprete, que a nadie le amarga un dulce y a mí mucho menos), en lugar de tomar una cerveza me haya ido a darle las gracias a la artífice de esta exquisita situación: la ciudad de Sigüenza. Me he dado un largo y solitario paseo nocturno por su calles porque sin ella este sueño jamás se habría producido. Mañana volveré a la realidad, pero esta noche la tenía reservada para Sigüenza y para mí.


domingo, 31 de julio de 2011

He recibido demasiado


La Banda de Neal Morse. Unos segundos más tarde el fotógrafo del equipo me pidió que les hiciera una foto a ellos con su cámara. Y eso hice. Un privilegio, un honor. ¡La leche!

Un momento de la actuación. Un sueño.

La catedral de Santiago de Compostela. Tantas veces allí y ayer la vi por primera vez.
No quiero que termine julio sin escribir algo en mi blog al que, por otra parte, tengo bastante abandonado desde hace mucho tiempo. Y no ha sido por falta de ganas. La preparación de la publicación, lanzamiento y promoción de mi novela “La Torre del Gallo” me ha traído felizmente de cabeza todo este mes. Ahora, con todo preparado, tengo disponibles los últimos minutos de este mes de julio para contaros dos cosas que me han impactado a lo largo de estos días.
La primera ha sido la nueva novela, ver cómo la publicación se gesta, el trabajo de la editorial Ledoria, serio, comprometido, profesional, entregada a mí. Podéis pensar que no podría esperar otra cosa de una editorial, pero no siempre es así. Esto me ha enseñado en que se puede seguir confiando en la gente aunque para ello la paciencia de muchos años de búsqueda me haya minado la moral. La labor de Jesús Muñoz (editor) y su equipo ha hecho que mis ilusiones renazcan de sus cenizas.
La segunda ha sido el viaje relámpago que he realizado a A Coruña con mi amigo del alma (amigo es una palabra que, en el caso de José Luis, se queda corta, insignificante hasta el extremo). Ha sido un viaje que necesitaba para desconectar, para retomar viejos y buenos hábitos (y alguno no tan bueno pero gratificante). También aproveché para visitar Santiago de Compostela y ver al santo aunque fuera de lejos. Y ese sacrificio de kilómetros tuvo su recompensa porque, no sólo asistimos a un concierto del músico y maestro Neal Morse, sino que literalmente fuimos abducidos por unas melodías y composiciones de altísima calidad, y además por un espectáculo soberbio, sencillo, sobrio, que nos transmitió unas sensaciones y unos sentimientos que, tratándose de música, es casi imposible conseguir. Y además compartimos con él un trocito de su vida.
¿Qué más se puede pedir en este mes? Yo me conformo con poco, pero esta vez he recibido demasiado, y eso (lo admito y no me cuesta hacerlo), me ha conmovido sobremanera.
Por eso doy fe en este pequeño post.

jueves, 30 de junio de 2011

Gordos maleducados


No quiero despedir junio sin haber escrito nada en todo el mes. La verdad es que me han pasado suficientes cosas como para rellenar unos cuantos días: un trabajo nuevo y la próxima publicación de mi segunda novela me han tenido más que atareado. Pero de hoy no pasa.
Y la idea para escribir hoy en este indisciplinado blog me la ha dado una noticia que ha salido en todos los medios de comunicación, aunque sólo uno haya dado en el clavo: “El 50% de los niños españoles son obesos”. La mitad de los retoños del país van para focas. Lo más chocante es que parece ser que las grasas se ceban con aquellos que tienen menos recursos económicos, y también con aquellos que comen en casa. ¿Por qué? Onda Cero lo achacaba a la educación de los menores (y de sus mayores). Y yo estoy de acuerdo, aunque creo que el alcance es mucho mayor, y no me refiero a terminar siendo víctimas de un endocrino de por vida, sino a que los problemas de educación en este país van a terminar por conducirlo al suicidio.
Sin educación no somos nada, no podemos valernos por nosotros mismos. Quedamos desamparados en manos de gente que SÍ ha tenido educación y que es capaz de MANIPULARNOS hacia el lado que más les conviene, hacia la izquierda, hacia la derecha, hacia los extremos, hacia Bildu, hacia el nacionalismo moderado o radical, hacia la misma mierda si ésta está buena y se llama grasas saturadas o marihuana. Es lo mismo. Y los partidos políticos siguen modificando las leyes educativas cada legislatura para formar auténticos tarugos vacíos de contenido que sean capaces de votarles. Y ya vemos que la falta de educación no sólo sirve para gobernar sino también para engordar, para no tener criterio, para que cualquiera con dos dedos de frente y un poco más de cultura de la que uno tiene te quite el puesto de trabajo aunque no hable tu idioma y cobre lo mismo que tú, incluso más si me apuras.
Con la educación no se juega porque es más importante que comer. A ver si alguien lo entiende de una puta vez. Lo siento, he dicho “puta”, pero es que la mitad de mi educación ya la recibí en democracia.

lunes, 30 de mayo de 2011

El campamento de los desorientados

Cierto que la iniciativa de sentarse en el suelo mostrando indignación está muy bien. Cierto que en este país hay muchas cosas que chirrían y que tienen que arreglarse. Incluso cierto que eso de decirlo en voz alta, sin tapujos, es lo más conveniente. Pero creo que, sinceramente, al movimiento del 15-M le está fallando la brújula. Porque desde luego que, desde mi punto de vista, todo esta Spanish Revolution no obedece a una pataleta pueril, sino más bien al hartazgo de una sociedad más o menos madura y paciente que ve cómo aquellos que están en el poder (o en la oposición) se pasan por el forro de sus caprichos lo que está ocurriendo en los hogares de los españoles.
Pero, señores del 15-M, una cosa es estar cansado de que todo funcione mal y nadie quiera arreglarlo, y otra muy distinta es tirar por la calle de en medio y querer que las soluciones sean totales y sean ya. Vivimos en la era de la instantaneidad, pero para esto no funciona.
Se puede hacer un manifiesto con tantas reivindicaciones ―o peticiones, o exigencias…― como a uno le dé la gana. ¿Quieren 1.000? ¡Pues 1.000! Pero lo que no se puede pretender es que todas se apliquen así, sobre la marcha. ¡Coño!, si es que esa misma ansiedad, esa misma improvisación, ha sido la que ha llevado este país a la ruina. Tampoco se puede instalar donde a uno le dé la gana por tiempo indefinido, porque esas ganas de hacerse notar van a perjudicar al movimiento más que beneficiarlo. En Madrid concretamente: ¿por qué no trasladan su campamento a las puertas del Tribunal Constitucional o del Palacio de las Cortes? Ahí es donde radican, nacen y se solucionan muchos de los problemas que plantean, y no en la Puerta del Sol donde unos comerciantes se gana la vida y, gracias a la acampada, pierden dinero.
Por ello, colectivo ―o lo que sea― del 15-M, por favor, reparad vuestros GPS y dirigid vuestras jaimas allá donde tenéis que ser escuchados y vistos, y no ofrezcáis al país una imagen cada vez más difusa de lo que pretendéis. De otra forma, el movimiento se corromperá y todo quedará en agua de borrajas.

viernes, 20 de mayo de 2011

15-M: con mis propios ojos

Sí. Lo he querido ver con mis propios ojos, no porque no me lo crea, sino porque considero que es un hecho histórico de obligada vivencia, máxime cuando uno vive en Madrid (o muy cerca).
He llegado a la Puerta del Sol a las 9 de la noche, cuando apenas quedaban tres horas para que se cumpliera la decisión de la Junta Electoral Central de disolución de la acampada. He llegado en el Metro, donde ya se informaba a los viajeros que no descendieran en la estación de Sol por estar prácticamente intransitable por exceso de público. Así que, desde la Cibeles, me he ido caminando hasta allí, cruzándome con riadas de personas de vuelta, acompañando a riadas de personas de ida.
Al llegar a la plaza me he encontrado comprimido por una marea humana que se desbordaba por las calles adyacentes. Así que, armado de paciencia y de máquina de fotos, me he zambullido en ese mar de personas para tratar de empaparme del ambiente, de la morfología, del sentido y de la finalidad de esta concentración, acampada, reunión o como lo quieran llamar.
Y me he encontrado con gente joven, de entre 17 y 30 años, aunque los había mayores, más mayores, mucho mayores. Y los había de clase muy baja, y de clase muy alta, y de clase media los que más. Y los había muy bien vestidos, y otro no tanto. También los había gritando eslóganes revolucionarios y otros que guardaban silencio. Y unos llevaban pancartas y otros no. Y unos llevaban piercing y otros no. Y cuando me he internado en el centro del campamento me he encontrado una comisión de comunicación, y una asesoría jurídica, y una enfermería, y un comedor, todo bajo unas carpas hechas con lonas de forma precaria pero funcional. Y el servicio de megafonía en todo momento informando a las masas de cómo conseguir comida, de que no beban alcohol –que aquello no es un botellón–, de que sean respetuosos, que no le tengan miedo a la policía, que no se pongan nerviosos y que de allí no se mueven.
En resumen, mucha gente en absoluta normalidad ocupando la Puerta de Sol porque, como han repetido hasta la saciedad, están hasta los güevos. Y son gente normal, como tú, como yo, que quieren cambiar todo lo que está mal, que es mucho, y todo lo que es injusto, que es mucho también, y que les dejen de tomar el pelo, y que basta de paños calientes, y que basta de sopa boba, y que basta de perder el tiempo, que la vida es limitada y sólo se vive una vez, y hay gente que soporta el Sistema y se la está jodiendo (con perdón), y esa gente no hace nada por cambiar, por ayudarles, por conseguir algo mejor PARA TODOS. Están indignados de ser tomados siempre por idiotas, por niñatos, en definitiva, por gilipollas.
Y yo, no sólo los comprendo sino que comparto el fin de lo que quieren, y también parte del fondo. Y mi apoyo es incondicional. Hay tantas cosas que cambiar, que somos todos necesarios, y entre todos podremos llevarlo a cabo, y para eso también es necesario que se unan los políticos. Y si no se unen, que se vayan, porque hay que remover las leyes hasta puntos lógicos, aceptables para todos, beneficiosos para todos. PARA TODOS. Ya lo avisaba yo en otros dos artículos de este mismo Blog (Nueva nobleza para el mismo pueblo: la misma historia de siempre – enero 2010; No más de 8 años, por favor – enero 2010). Es bueno saber que no soy el único que me había dado cuenta, pero mucho mejor es saber que hay jóvenes más valientes que yo dispuestos a poner las cartas sobre la mesa y a jugárselo el todo por el todo, porque quien nada tiene que perder, no le importa jugar a ver quién tiene más aguante y más paciencia. Ojalá que ganen, porque entonces ganaremos todos.
Felicidades.