Fracaso
absoluto. Ni una al mes, ni siquiera cada dos. Esto de tratar de mantener este
blog vivo es como tratar de sacar una bala de la cabeza. Solo un milagro puede
conseguirlo, y yo ando muy desentrenado a la hora de conseguirlos. Me falta
tiempo, me faltan ideas, la actualidad tampoco ayuda y me sobra rabia, y no es cuestión
de ir soltando espumarajos por la boca por la tonta razón de que las cosas no
salen o no están como a mí me gustaría.
No claudico porque
para quemar mis naves aún me faltan las cerillas, incluso las naves, pero desde
luego que no voy a dejarme obsesionar por acércame a pasos agigantados hacia el
desengaño, hacia la desilusión, hacia la impotencia de no poder conseguir un
reto bien facilito que te has impuesto, y ni siquiera ahora ya sé muy bien por
qué lo hice.
Poco más tengo
que añadir porque me faltan las fuerzas aquí dentro de la cabeza. Quizá sea
este puto calor sahariano, que reblandece hasta el acero mejor forjado y las
voluntades más indestructibles. O quizá sea porque me hago mayor, o porque ya
no tengo tantas fuerzas, o porque me sobrevaloro, ¡o yo qué sé!
De momento sigo
aquí y, mientras lo esté, trataré de insuflarle vida a este Blog aunque sea
como ahora, con el boca a boca con el poco aliento que me queda.
Y luego Dios, o
mi amigo el diablo, ya les dará por decir, hacer o decidir.
Feliz verano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario