Fotografía: Atardecer en Serengeti

Fotografía: Atardecer en el Parque Nacional del Serengeti, Tanzania; © Fco. Javier Oliva, 2014



ESPACIO

UN ESPACIO PARA CONTAR LO QUE ME DA LA GANA


jueves, 31 de marzo de 2022

Dos dedos de frente

Confieso que el estallido de la guerra de Ucrania me dejó acojonado, muy acojonado. Aunque no he sido nunca un estudiante ejemplar, uno sabe la suficiente Historia como para que se le reblandezcan las gónadas cuando acontecen sucesos tan terribles como ese. Por mucho menos se ha liado parda en el planeta. Parece que los acontecimientos se han suavizado algo en los últimos días, pero les aseguro que yo sigo utilizando pañales a todas horas, y creo que, mientras ese señor con cara de estreñido siga sentado en su trono, no me los voy a poder quitar, aun si entrara en vigor un posible alto el fuego. No me fío.

No vienen tiempos muy halagüeños. Si la economía del planeta ya hizo aguas con la pandemia, lo del ruso ha hecho que se volviera a caer cuando intentaba levantarse. De macroeconomía sé muy poco tirando a nada, pero domino a la perfección la que tengo en casa, y sé que, si la inflación alcanza las dos cifras, si la energía continúa su escalada en vertical (luz, agua combustibles…), si los pimientos se van a pagar a precio de angulas y las patatas como si fueran trufas, incluso en tiempos de paz nos vamos a ver abocados a una economía de guerra. La crisis que hubo al inicio del milenio se va a quedar en un juego de niños.

Los que se han empeñado en vivir por encima de sus posibilidades volverán a dejar de afeitarse porque no tendrán ni para espuma. Los que todavía tenemos trabajo por cuenta ajena y sobrevivimos por debajo de lo que tenemos para echar cuatro euros a la hucha, vamos a tener que tirar de ellos. Solo los que bucean en billetes van a quedar a flote, y como pasa cuando el río está revuelto, lo mismo siguen amasando más dinero.

Situaciones como estas no son culpa de nadie en concreto. Putin lo único que ha hecho ha sido echar más leña al fuego, aparte de consideraciones morales y políticas en las que no entro porque no importan y, además, me dan asco. Todo lo que nos ocurre viene de largo, de dejar que los oligarcas mundiales (o nacionales) hagan lo que se les pinte. Todos sabemos que el mundo se mueve por dinero y no por ideales (y justamente ahora Rusia es un buen ejemplo), pero la ambición y avaricia de quienes manejan la energía, y su poca solidaridad, visión de futuro, inteligencia no más, nos lleva a estar con el culo apretado. Habría que legislar de nuevo para que todas esas multinacionales (sean el sector que sean) estén obligadas a invertir un buen pellizco de sus beneficios en I+D+I, a ver si todos sacamos provecho de sus avances.

Para mí, el señor Roig y el señor Ortega son un ejemplo a seguir cuando los billetes no te caben en el bolsillo. Claro, son empresas familiares, ya, pero lo hacen de SU dinero. La energéticas (por ejemplo), o tecnológicas, o farmacéuticas, deberían ser mucho más consideradas, pero claro, ahí justamente mandan los que les importa mucho más su mansión que las chabolas de los que, justamente, les compran la luz, la tele o los antidepresivos para sobrevivir.

Deberíamos enchufarnos, a ver si nos encendemos y tenemos un poquito de más luz en nuestro cerebro.
(Imagen de Colin Behrens)

En fin, que no soy rojo, no soy facha (de extrema izquierda o derecha para que me entiendan los más jóvenes), ni creo en políticas encorsetadas. Única y simplemente pido sentido común, dos dedos de frente y que, por favor, los que quieran gobernar estén capacitados para ello. Y en caso contrario, pues eso, que no les votemos tengan el color que tengan. Necesitamos gente capaz, no que sigan los ideales de manual que suelen manejar los tarados. Y no va por Sánchez (en nuestro caso). Va por todos. Bueno, casi todos.

En definitiva: con un poco de inteligencia y sentido común nos ahorraríamos muchos disgustos.

Amén.