De repente hay
un día de tu vida, un día cualquiera, en el que te das cuenta de que eres muy
importante para alguien. Esa fecha no está marcada en rojo dentro del
calendario y seguramente nunca lo estará, pero a partir de ese instante comienzas
a sentir el peso de la responsabilidad en la espalda, un peso que se multiplica
por mil cuando caes en la cuenta de que llevas siendo alguien crucial en la
vida de una persona desde hace muchísimo tiempo y no solo desde que lo has
advertido. Todo lo que has hecho o dicho durante años ha tenido en ella un
impacto tan grande que, en muchos casos, te has convertido en un referente, un
faro, un modelo a seguir.
Esto que acabo
de explicar no solo me ha ocurrido a mí. Nos ocurre a todos, porque todos somos
para alguien una persona fundamental en su vida, y únicamente eres consciente
de ello cuando te recuerda algo que hiciste, una frase que dijiste y que,
inopinadamente, le supuso un lema, una ayuda, casi un axioma… Y esa persona
para quien ocupas un lugar fundamental en la vida, es capaz de recordar palabra
por palabra o gesto por gesto aquello que le quedó grabado en la memoria y que
le ha servido para ir encontrando su camino.
Aunque no seas consciente, eres muy importante para alguien. |
En algún
momento todos nosotros hemos bebido de una fuente que nos ha ayudado a crecer y
en la que muchas veces hemos buscado refugio o consejo. Todos conocemos
personas a las que admiramos, casi idolatramos, porque las consideramos más
sabias que nosotros. Lo que debemos tener presente en nuestro día a día es que,
sin querer, nosotros también somos ese manantial que muchos necesitan cerca
para sentirse guiados y reconfortados. No importa la edad que tengas, tu
experiencia vital, tus ideas o tu actitud. Aunque aún no lo sepas, TÚ también
eres YA una persona fundamental para alguien. Ocupas un lugar preferente en su
vida. Estarás en su pensamiento y en su boca cuando defienda sus ideas, cuando
tome decisiones, cuando haga examen de conciencia y sopese qué habrías hecho tú
en tal o cual situación. Tú no lo sabes, pero hay momentos muy especiales en
vidas ajenas en las que eres determinante.
De esta
condición de oráculo involuntario nade puede renegar. Es una responsabilidad
que debemos asumir como los pequeños dioses que en realidad somos. De tus
palabras y de tu actitud depende, en muchos casos, el rumbo que tome alguien
cuando se vea atrapado en esas encrucijadas que nos encontramos en la vida.
Entonces te harás presente y pensará en ti. Así que, la próxima vez que estés
en un grupo, con tus amigos, tu familia, con compañeros de trabajo o de clase,
sé consciente de que tus palabras no caen en saco roto para alguien, ese
alguien que graba a fuego quien eres y cómo eres, alguien muy importante.
Después de leer
estas líneas no te quedes en lo fácil o en lo obvio. Un padre, un profesor, un
escritor… pueden ejercer esa influencia involuntaria sobre un hijo, un alumno o
un lector, pero tú como hijo, alumno o lector también puedes ejercer y, de
hecho ejerces, como faro y referente para un padre, un profesor o un escritor.
Porque, aunque no lo creas, eres muy, pero que muy importante para alguien.
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