Ante la cita
cachonda del próximo domingo 10 de noviembre, me siento como si me hubieran invitado
a la reinauguración de un puticlub. No me gustan esos sitios, no los he pisado
en mi vida y no creo que lo haga jamás, pero como eso de escribir (dicen) no se
me da mal, pues le echo imaginación y me pongo en los zapatos de un pollo que
se enfrenta, por compromiso, a elegir una meretriz que le haga cositas… Y la
verdad, de las que se ofrecen, no me gusta ninguna.
No soy tipo de
extremos (tampoco en el sexo), así que de un plumazo me voy a cargar (figuradamente)
a tres de los seis candidatos, a esos que se agarran rabiosos a los bordes de
la derecha o la izquierda. Por lo tanto, quedan sin mis opciones de voto los
señores Iglesias, Abascal y Errejón. Este último me caía simpático pero ahora, viéndole
por la tele soltar otro tipo de soflamas a nivel nacional, me confirma que nadie
está inmunizado contra la podredumbre del poder ni contra la idiotez
sobrevenida.
Por lo tanto, me
quedan los otros tres (¡y vaya tres!), una terna que casi me incita a cambiar
de puticlub (entiéndase de país, de época en la historia o, simplemente, a esperar
una reencarnación mejor).
Soy dado a dar
caña a quien para mí la merece, pero con estos tres la cosa me supera. Es como
si te dijeran que, ante un hambre voraz, tienes tres cochinillos enteros que
comerte. Así que, o me empacho o se me hace bola. Y hablar de estos tres se me
hace bola, pero a 6 días de las elecciones y poco más de 4 de la jornada de reflexión,
no puedo dejar pasar la oportunidad, máxime cuando esta noche van a estar cinco
de este sexteto ladrando por la televisión.
No tienen ganas, no aportan nada nuevo y van a hacer realidad eso de que "nunca segundas partes fueron buenas". |
Al señor Sánchez
le tengo cierta ojeriza porque va de “pijo-progre”. Lo veo como a esos tipos que
alardean de todo sin poseer curriculum, los encantadores de serpientes, los divos
que no han hecho más méritos que haber sacado a un enano muerto de su tumba. La
sombra de hacerle ojitos al independentismo es su cruz. Sinceramente, no creo
que sea de los que venden a su hermano por un plato de lentejas, aunque todo es
posible con esta clase de especímenes tan ambiciosos y con el paso tan resuelto.
El PSOE tiene una gran visión social y ganas de hacer cosas, aunque siempre se
les olvida que los proyectos cuestan dinero y que vaciar la caja es pan para hoy y mucha hambre para mañana.
El señor Casado
comenzó mal y las novatadas pasan factura. Aunque rectificar es de sabios y
varió el rumbo, tampoco es santo de mi devoción. De su partido me gusta que
sean gente práctica por encima muchas veces de lo que conviene políticamente,
incluso de sus propios gustos. Si usted mira atrás y ve cómo Rajoy nos hizo
flotar sobre la crisis (porque sacarnos no nos sacó), pues ahí queda eso. Pero el
resto de sus ideales, es que…, ¡ay…!, continúan siendo muy rancios para mi
gusto, gente que por mucha colonia que se ponga siguen oliendo a años 60, ¡incluso
50!, con ese “señoritinguismo” (que no señorío) que me da grima. Vamos, que
huelen a los santos inocentes del maestro Delibes.
Y por último,
el candidato Rivera ha defraudado mucho a los que tenían ilusión por traer aire
fresco. El político audaz venía con el marchamo de hombre de Estado, de intrépido
lleno de lógica, coherencia y maneras de hablar muy directas. Pues resulta que
se enrocó en el “no a Sánchez” y en el “Cataluña independiente jamás”, y se convirtió
en un muñeco autista, en un extremista de centro. Nadie le hizo entrar en razón
y la mitad de los primeros espadas se le fueron del equipo, alguno con cajas
destempladas (no sin razón). Y lejos de rectificar y ser tan demócrata como fardaba,
continuó con su runrún de Sánchez y el independentismo a cuestas. Su intentona salvadora
antes de que se convocaran elecciones llegó tarde, muy tarde, y olía a
oportunismo inoportuno. Y ahora, viendo que se acerca al abismo de la
desaparición, es capaz de prometer lo que sea aunque no abandone el coñazo de
la Cataluña separatista, que ya cansa. Sólo le salva que es nuevo en esto y
todavía puede merecer por algunos su voto de confianza para ver si ha aprendido
la lección, pero poco más.
Ergo…, viendo
el panorama en este puticlub, la verdad es que me dan ganas de salir por la
puerta con la cuenta en blanco, o espetar a los candidatos que me vendan sus
bondades, a ver si me convencen de que me vaya con ellos al cuarto oscuro, cosa
muy poco probable viendo que, en realidad, muestran la misma carne con
distintos ligueros.
Muy de acuerdo contigo Javier.
ResponderEliminarY yo muy contento de que lo estés. Gracias por escribir. Saludos.
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