¿Ébola en España? ¡La hemos cagado! Pero no se
alarmen, que no me refiero a la enfermedad en sí, a su improbable propagación
por el país, a una más que hipotética epidemia. Aquí, en el primer mundo
(aunque juguemos en segunda división) estamos bien alimentados, nuestras
defensas son algo más fuertes que allá en África, nos lo tomamos más en serio,
si hay que quemar a nuestros muertos se les mete fuego, y los medios de
comunicación nos tienen puntualmente informados y, por ende, acojonados.
A eso me refiero cuando suelto tamaña ordinariez al
decir que la hemos cagado. De aquí en los próximos no sé cuántos meses lo único
que vamos a escuchar, leer y ver son
pestes acerca del ébola, la ministra, el protocolo, la OMS, la ONU y la madre
que la parió. Porque cuando en España nos ponemos a dar caña, no nos paramos en
tonterías. Si el contagio llega a ser en otro país europeo nos la trae floja,
vamos, que si teníamos un viaje contratado a ese país, nos vamos y tan pachos,
que de eso no tengo duda. Pero como el caso ha saltado aquí, hay que cortarle
los webos a todo bicho viviente tenga o no que ver con el virus o su contagio.
Abróchense los cinturones porque las tertulias van a reventar más venas en el
cerebro de lo que podría hacerlo el ébola. ¡La cantidad de tonterías que vamos
a escuchar!, la cantidad de periodistas que vamos a ver que, de la noche a la mañana, son expertos en epidemiología, en sanidad, en protocolos..., vamos, que se nos va a ir tanto la pinza que no me extrañaría que ciertas cadenas de televisión acusaran
a Mas de haber traído a Madrid el bichito escondido en cualquier lado para distraer
la atención de los españoles e independizar Cataluña así, a la chita callando,
por la puerta de atrás.
Espero que el ébola nos dé tregua y los medios de
comunicación también, sobre todo los más alarmistas. Hoy ya he visto una
encuesta en un diario nacional que preguntaba si el Ministerio estaba
capacitado para parar una posible epidemia. La pregunta es como para contagiar
adrede al gilipollas que la ha planteado, pero la respuesta era mucho más acongojante:
el 75% decía que No, o lo que es lo mismo, que para las tres cuartas partes de los
lectores que han contestado el Apocalipsis está a la vuelta de la esquina,
vamos, en Alcorcón. ¡Ay, país de periodistas sectarios y plebe inculta!
(Reforma educativa por consenso ¡ya!)
Lo que sí tengo claro es que algo ha fallado, algo
no ha salido como tenía que salir o había algo equivocado en alguna parte.
Ignoro si es el protocolo, o el celo de los profesionales (mira que me cuesta
creer que haya habido desidia cuando te estás jugando la vida, aunque no es
menos cierto que de todo hay en la viña del Señor y en España somos muy dados a
aligerar de dramatismo hasta a la misma muerte), o incluso que el virus sea más
resistente y escurridizo de lo que teníamos pensado… o que se nos están colando
infectados en pateras y/o similar…
No tengo ni idea. Lo único que quiero decir es que
no es necesario exagerar en uno y otro sentido. Tenemos un problema y habrá que
solucionarlo. Punto. Y una vez solucionado, buscaremos cómo prevenirlo en el futuro
y, si los hay, castigaremos a los culpables (si se dejan).
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