Se acerca el
final de 2016 a toda prisa y en todo este año tan solo he escrito dos artículos
(con éste tres). Podría excusarme tomando como lema el título de este blog. Ya
en su primera aportación advertía que escribiría cuándo y sobre lo que se me
pintara. Pero no voy a ocultarme detrás de tan vaga razón. La cuestión es que este
año no he estado motivado para escribir, y eso fundamentalmente se ha debido a varias
razones:
La primera es estrictamente
personal y, como tal, si me da la gana la cuento y si no, pues no. Y va a ser
que no. Tan solo diré que ha habido años mejores, y sobre todo espero que no
los haya peores.
La segunda razón
es que tampoco ha ocurrido nada que me incitara a escribir, a verter mi opinión
por aquí. En lo personal hago lo que me da la gana y si quiero lo escribo o lo omito.
Con respecto a la política de este país, ya sabemos que da asco. Y para
repetirlo por enésima vez me he ahorrado el esfuerzo. De lo que cada vez estoy
más convencido es que estamos a años luz de la Europa más avanzada. Somos
torpes, egoístas, incultos, incívicos, idiotas e imbéciles. Ahora comprendo a aquellos
que, en el siglo XIX, eran llamados despectivamente “afrancesados”. Yo casi
estoy por considerarme apátrida porque, visto que ha ocurrido hace poco en Gran
Bretaña y ayer en Estados Unidos, me da por pensar que ya no solo es España,
sino el planeta entero el que se está yendo definitivamente al carajo.
Una tercera
razón ha sido la pereza, muy humana, muy española, y muy mía.
Y una cuarta es
que, cuando me enfrasco en la escritura de una nueva novela, me olvido un poco de
este pobre, humilde y desatendido blog.
A veces no apetece trabajar. A veces no te dejan. A veces no quieres. A veces no puedes. |
Por eso, aunque
en diciembre publico una novela, aunque me queden (calculo) dos meses aún de
escritura de la nueva, y aunque la corrección me llevará otra media docena de
meses si no un año entero, me comprometo a volver a plasmar aquí mi opinión, mi
parecer, mis puntos de vista, mis ilusiones y mis cabreos, y no solo por mantener
el blog activo, sino porque es sano para reducir adrenalina y comunicarse con
el resto del planeta, aunque sea de forma indirecta. Uno se vuelve cada vez
menos social y eso le hace tener más verborrea, y lo mejor es soltarla por
escrito, que nadie te va a interrumpir. Como poco te dejan de leer, y ojos que
no ven viento que te la sopla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario