Chimpún! Se
acabó. Más de medio siglo de Historia que se cierra curiosamente un Black
Friday. Quizá porque a Fidel Castro siempre le gustó hacer cosas a lo grande y dejar
ese rastro de duda para el futuro, como que coincidiera su muerte con la salida
del yate Granma hace 60 años desde Méjico para liarla parda en la isla. Franco
hizo algo parecido doblando la servilleta el mismo día que José Antonio. Como
ve el lector, lo tenemos para todos los gustos.
Los que me
conocen saben que tengo fuertes vínculos con Cuba desde hace más de diez años
que la visité por primera vez. Llegué a La Habana como turista invitado a una
boda y salí siete días más tarde sintiéndome como uno más de allá. De hecho, he
vuelto a visitar el país en tres ocasiones más, con familia, con amigos y solo.
También tengo buenos, buenísimos amigos en Cuba. Algunos continúan allí. Otros
salieron a buscar fortuna (o lo que sea) fuera de sus fronteras. Y de los que
quedan por La Habana, los tengo de todos los colores, como la vida misma. Los
hay que añoran tiempos pasados, conocen el presente con su cosas buenas y sus
cosas malas, y están esperanzados en un futuro mejor. También los conozco en
contra de la Revolución y acérrimos defensores de la misma. Pero lo que más me
ha llamado la atención en todo este tiempo ha sido la evolución que he notado
en primera persona de diez años a esta parte.
El castillo de "El Morro" en La Habana (2012). Cuba se enfrenta quizá a un definitivo atardeder como el de la fotografía para afrontar un nuevo amanecer. |
Cuando pisé La
Habana en junio de 2006 la gente no hablaba de política, y si lo hacía siempre
se guardaba de hacerlo en voz baja y con cierto reparo (si no miedo). En mi última
visita, allá en 2014, la gente ladraba por las calles de la Habana Vieja casi sin
reparos, sobre todo los más jóvenes. Y son justamente estos, los que están
entre los 18 y los 30 años, aquellos que no entiendes de revolución, de
consignas o murales en las calles. Eso son cosas de sus padres y abuelos. A
ellos les da lo mismo Fidel que Raúl o quien sea que venga detrás. No entienden
de capitalismo o comunismo. Ni siquiera de democracia. Ellos únicamente quieren
beber Coca Cola, viajar, tener un smartphone,
conectarse a Internet, alojarse en hoteles cubanos o donde les plazca, comprar
y vender, salir y entrar, vivir y morir en paz. El marco casi ya que les trae
sin cuidado.
En fin, que
Fidel era un líder es innegable (pocos cubanos he conocido que le atacaran sin
mesura). Que se avecinan tiempos nuevos, es una obviedad. Que Cuba tira más
hacia el modelo de la China actual que hacia el ruso, innegable. Que esto no ha
terminado, una verdad como un templo. Que tampoco nada será igual, un axioma.
Lo siento por
Fidel y me alegro por Cuba. Y espero la reacción de nuestros paisanos de Podemos.
Deberían también ausentarse de decir cualquier cosa para ser consecuentes. Si
no lo hicieron con Rita Barberá, tampoco deberían hacerlo con un tipo que sacó
a su país de la esclavitud pero se llevó por delante la vida de todos aquellos
que discrepaban de sus ideas. Al fin y al cabo, Rita pudo ser acusada con razón
o sin ella de muchas cosas, pero nunca de dictadora o asesina.
Por un futuro
distinto y mejor en Cuba.
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