España
es como el hijo díscolo, o hiperactivo, o cabezón, o peor aún, ese que no se
queda tranquilo si no fastidia al resto de hermanos. Pero sobre todo, España
(de Barcelona a Vigo, y de Bilbao a Cádiz, pasando por Madrid) es un país de
egoístas. Tanto hablar de nuestra solidaridad y es falsa, muy falsa, solo de
cara a la galería, al exterior. A los de dentro, a los compatriotas, ni agua.
Hoy
me apetece cargar contra el PSOE, partido que ha demostrado no estar unido y
caminar ya definitivamente hacia otra parte que no sigue la historia y la dignidad
del PSOE de siempre. Y en concreto, hoy apetece mucho emprenderla contra el
cretino de Pedro Sánchez, un desaprensivo de la misma calaña o peor que Pablo
Iglesias y parte de su comparsa, gente que, digan lo que digan, no ha pensado,
ni piensa ni pensará en el bien común (lo dicho, egoísta y poco solidario). Es
gente de ideas extremas que únicamente aspiran a hacer lo que se les pasa por
el forro de sus santos cojones para mayor gloria de ellos mismos. El resto les
trae sin cuidado.
Pedro
Sánchez, al igual que Podemos, entiende poco, muy poco de democracia. Son
personas que si obtienen mayoría aplican el rodillo sin atender a lo que les
diga su santa madre, y si pierden tratan de buscar solución a su propio fracaso
sea como sea, a ser posible de forma rastrera. Pero cada uno en su casa puede
hacer lo que le dé la gana que yo con eso no me meto. Lo que me enerva es que ahora
apliquen eso de “si no juego yo, no juega ni Dios”.
Esa
es la máxima de este político zafio e ignorante, con nulo sentido de Estado. Pedro
Sánchez no sabe esperar turno. Es de los que se cuela en la fila de la
carnicería porque lo suyo siempre es más importante y urgente, de los que siempre
es “a la de tres” si no gana a las primeras de cambio. Es de los que te para un
partido de fútbol porque va perdiendo y quieren empezar de nuevo. Y eso es lo
que va a hacer a partir de ahora, romper el normal transcurso de la legislatura
para provocar ruptura y nuevas elecciones, elecciones que volverá a perder y
dejará otra vez al país paralizado. Pero si no juego yo no juega ni Dios.
Que
haya ganado un tipo como pedro Sánchez dice bastante de los votantes del PSOE
y, por extensión, de lo que hemos creado y estamos creando en este país: una
cultura de la falta de respeto, de la ignorancia, de pensar solo en lo mío, de
no ver más allá de nuestras narices, del “yo creía” y “yo pensaba” cuando nos
ponen colorados por hacer las cosas mal…
La
máxima de Pedro Sánchez es echar al PP del poder. Solo eso. No hay más. ¿Por
qué? Porque son del PP. Es un discurso sectario que demuestra poca inteligencia
porque utiliza los mismos criterios reduccionistas de dictadores, de racistas,
clasistas…, esos que decían cosas como “hay que matar a los negros porque son
negros”. No digo que el bobo piense así. Sólo que es igual de reduccionista,
vaya, “que esto es así porque sí”. Y el peligro no queda ahí, que ya sabemos
que, de toda la vida, la izquierda de este país se ha llevado a tortas. Así
que, por favor, que nadie piense que la colaboración PSOE /PODEMOS para echar
al PP porque es el PP, de producirse, nos vaya a llevar a buen puerto, porque a
las primeras de cambios salen a bofetadas.
En
fin, que cuando justo comenzaba el país a levantar un poquito la cabeza volvemos
a tropezar, y otra vez sobre la misma piedra. No aprenderemos en la puta vida.
Ojalá me equivoque, pero ya les digo yo que no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario