Me preguntaba hace pocos días en alta voz (o por
escrito, que así perdura más tiempo) las consecuencias que podía acarrear una irrupción
a gran escala de Podemos en el panorama político. Voy a ahondar un poco más en
el tema ya que su más que probable presencia como una de las principales fuerzas
en la elecciones del año que viene me tienta a hacer de adivino, más por pura lógica
que por ser un entendido en política (de la que, lo admito a mucha honra, no
tengo ni idea, ni falta que me hace).
No lo dije en su día a aunque lo pensaba. Podemos va a obligar a que algunas fuerzas políticas pacten para conservar su trasero en los sillones del poder. Y no me he equivocado. Pero la solución era fácil, no me otorguen un mérito que no tengo. Está claro que ni PP ni PSOE van a consentir que Podemos se suba arriba del todo. ¿Por qué? Pues yo creo que hay varias razones, desde las más peregrinas hasta las más sesudas, desde que no quieren que nadie les rompa su statu quo de “ahora me toca a mí, luego te toca a ti”, como que de verdad se están dando cuenta de que con las cosas de comer no se juega, que la democracia es un bien sagrado y que de tanto usar el amor se les ha roto, y sin amor no hay vida.
Podemos es bueno para el país, es lo mejor que nos ha pasado en toda la democracia. Desde 1975 nada hacía de contrapoder al propio poder (ni la prensa, ni el Senado -¿para qué sirve el Senado?-, ni los jueces… ¡Nada!) Llevamos ya más años de democracia que de dictadura y nadie se había dado cuenta que seguíamos con una dictadura que se forjaba en las urnas pero que, una vez escrutada, hacía lo que le daba la gana, sobre todo pan y circo, poco pan pero mucho circo.
De repente aparece un profesor con coleta, listo e incisivo, inteligente, un zorro, y a los políticos de todo el espectro español les tiemblan las canillas (incluidos los independentistas. Saben de buena tinta que con Podemos en el poder no se independizan ni de coña porque terminan todos en el trullo y el Ejército por las calles).
Hoy me ha parecido escuchar a la Cospedal que podrían pactar un gobierno de coalición con el PSOE, aunque luego se ha desdicho porque pierde votantes como mantenga su bravata y que lo estudiarían llegado el momento. Y el Sánchez, sí, el nuevo del PSOE, muy tiernecito aún pero yo creo que con buenos mimbres de político, aparte de alguna gilitontez propia de la edad y del cargo recién estrenado como la de anular la modificación de la Constitución, le ha salido a la Pepera con que en el PSOE no se casan con nadie, ni siquiera cuatro años, aunque llegado el caso sí les tenderían la mano en sanidad y educación. ¡Coño, educación! ¿Se imaginan un pacto PP/PSOE en educación? Pues yo no, pero si Podemos logra provocarlo, bienvenido sea, de verdad. Porque ―y ya acabo esta reflexión de asiento de Metro― PP y PSOE a día de hoy no sacan pecho y hacen lo que tienen que hacer simplemente porque han hipotecado durante cuatro décadas a sus votantes. Los han educado de tal manera que si ahora se desdicen, el electorado moldeado a su imagen y semejanza les dará la espalda por traidores, que no es otra cosa que lo que les han enseñado todos estos años, a ser unos sectarios teledirigidos que no tienen otros conocimientos donde apoyarse que los que ellos les han ofrecido. Vamos, que de esos polvos vienen estos lodos y que en el pecado llevan la penitencia.
No lo dije en su día a aunque lo pensaba. Podemos va a obligar a que algunas fuerzas políticas pacten para conservar su trasero en los sillones del poder. Y no me he equivocado. Pero la solución era fácil, no me otorguen un mérito que no tengo. Está claro que ni PP ni PSOE van a consentir que Podemos se suba arriba del todo. ¿Por qué? Pues yo creo que hay varias razones, desde las más peregrinas hasta las más sesudas, desde que no quieren que nadie les rompa su statu quo de “ahora me toca a mí, luego te toca a ti”, como que de verdad se están dando cuenta de que con las cosas de comer no se juega, que la democracia es un bien sagrado y que de tanto usar el amor se les ha roto, y sin amor no hay vida.
Podemos es bueno para el país, es lo mejor que nos ha pasado en toda la democracia. Desde 1975 nada hacía de contrapoder al propio poder (ni la prensa, ni el Senado -¿para qué sirve el Senado?-, ni los jueces… ¡Nada!) Llevamos ya más años de democracia que de dictadura y nadie se había dado cuenta que seguíamos con una dictadura que se forjaba en las urnas pero que, una vez escrutada, hacía lo que le daba la gana, sobre todo pan y circo, poco pan pero mucho circo.
De repente aparece un profesor con coleta, listo e incisivo, inteligente, un zorro, y a los políticos de todo el espectro español les tiemblan las canillas (incluidos los independentistas. Saben de buena tinta que con Podemos en el poder no se independizan ni de coña porque terminan todos en el trullo y el Ejército por las calles).
Hoy me ha parecido escuchar a la Cospedal que podrían pactar un gobierno de coalición con el PSOE, aunque luego se ha desdicho porque pierde votantes como mantenga su bravata y que lo estudiarían llegado el momento. Y el Sánchez, sí, el nuevo del PSOE, muy tiernecito aún pero yo creo que con buenos mimbres de político, aparte de alguna gilitontez propia de la edad y del cargo recién estrenado como la de anular la modificación de la Constitución, le ha salido a la Pepera con que en el PSOE no se casan con nadie, ni siquiera cuatro años, aunque llegado el caso sí les tenderían la mano en sanidad y educación. ¡Coño, educación! ¿Se imaginan un pacto PP/PSOE en educación? Pues yo no, pero si Podemos logra provocarlo, bienvenido sea, de verdad. Porque ―y ya acabo esta reflexión de asiento de Metro― PP y PSOE a día de hoy no sacan pecho y hacen lo que tienen que hacer simplemente porque han hipotecado durante cuatro décadas a sus votantes. Los han educado de tal manera que si ahora se desdicen, el electorado moldeado a su imagen y semejanza les dará la espalda por traidores, que no es otra cosa que lo que les han enseñado todos estos años, a ser unos sectarios teledirigidos que no tienen otros conocimientos donde apoyarse que los que ellos les han ofrecido. Vamos, que de esos polvos vienen estos lodos y que en el pecado llevan la penitencia.
Espero que Quino me deje utilizar su ingenio para ilustrar un problema que en España nos debería sonrojar. |
Lo dicho: si Podemos hace que la educación en este
país se aparte de la política y se moldee a futuras generaciones con rigor para
conseguir seres humano libres de pensamientos instaurados a martillazos, algo
habremos conseguido.
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