No quiero dejar pasar febrero sin
haber escrito antes algo en este blog, que lo tengo abandonado. Y no quiero
excusarme con que no tengo tiempo, que el lanzamiento de mi última novela
publicada me tiene secuestrado por lo bien que va, o que la escritura de una
nueva retiene mi capacidad de inventiva y comunicación. Lo que me pasa es que,
aunque están ocurriendo muchas cosas a mi alrededor, en mi casa, en mi barrio,
en mi pueblo, en mi trabajo, en España, en Europa o en el mundo, me doy cuenta
de que todo es cíclico, que aquellas cosas de las que me quejaba en este mismo
blog hace seis años, se están repitiendo, sobre todo a lo que a política o
aspectos sociales se refiere. Por ejemplo, ¡qué voy a decir de Trump que no
haya dicho ya de Aznar, Zapatero o Hugo Chávez! Lo aplicable al nuevo
presidente de Estados Unidos es una selección de lo peor de los tres
anteriores.
Hacer conjeturas sobre qué ocurrirá
en 2017 es absurdo, lo mismo que hacerlo al comienzo de cualquier año. Por
muchas suposiciones, estudios o derivadas que se practiquen, nunca se acertará
porque todo es imprevisible. El Reino Unido realizará su Brexit, EEUU construirá
un muro, el paro bajará en España, se le meterá mano de una vez a la guerra de
Siria… Imaginemos que todo se produce y pensemos en las consecuencias: el euro
se desploma y desaparece (como leí que augura un gurú yankee); el muro solo
sirve para gastar cemento porque los mejicanos siguen pasando a paladas y Trump
se cabrea por hacer el ridículo y corta relaciones con su vecino; en España
baja el paro pero no es suficiente porque los cotizantes bajan, se le mete mano
a la guerra de Siria pero eso supone que USA y Rusia se mosquean entre ellos porque
cada uno quiere hacerlo de una forma distinta… Total, que en diciembre tenemos
montado un Belén en el planeta más complicado que en el que estamos ahora
inmersos. Espero que sea mucho mejor de lo que lo pinto, pero mejor no
pensarlo, ni para bien ni para mal. Además, no podemos influir en ninguna de
estos casos.
En lo que sí podemos jugar a
ser adivinos es en nuestra propia vida, aunque siempre dentro de un orden y aplicando
un factor de incertidumbre relativamente alto, además de ponernos pocas pretensiones
y, sobre todo, accesibles y con posibilidad (y ganas, muchas ganas) de
cumplirlas. No me sirven deportes, aprendizaje de idiomas o dietas si no creemos
firmemente en ellos. Los gimnasios, las academias y las clínicas se abarrotan
en enero y se vacían antes de que llegue febrero. Pongámonos entonces retos que
podamos conseguir y que nos cueste un esfuerzo aceptable y medible. Yo, por
ejemplo, entre otros pequeños objetivos, me he propuesto escribir en este Blog
al menos dos veces al mes, y este enero lo he conseguido (aunque este artículo
no sirva de mucho). El año que viene, si consigo el desafío de este, intentaré
publicar una vez por semana como hacía antes.
Mucho ánimo para todos. Se
puede conseguir, pero tan importante es creer en nuestras posibilidades como
ser realistas de quiénes somos, dónde estamos y hasta donde podemos llegar.
Nos leemos en febrero. Y
gracias por seguir ahí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario