Fotografía: Atardecer en Serengeti

Fotografía: Atardecer en el Parque Nacional del Serengeti, Tanzania; © Fco. Javier Oliva, 2014



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jueves, 27 de julio de 2017

El patrón invisible

Vamos con unos ejemplos históricos irrefutables para amenizar los próximos dos meses:
En 1933 Hitler fue nombrado canciller después de varias elecciones democráticas en Alemania. Aunque nunca obtuvo mayoría absoluta, se las ingenió para recabar cada vez más votos, llegar a acuerdos con otros partidos, subirse a la poltrona y decirle a las masas aquello que querían escuchar para que le aclamaran y fueran tras él de manera ciega. Y así lo hicieron. Años más tarde, la Historia dictó sentencia sobre las consecuencias de tanta manipulación. Nadie creyó que llegaran a tales extremos, pero llegaron.
Al igual caso anterior, tenemos a Mussolini. Por no repetirme, la Historia dictó sentencia sobre las consecuencias de tanta manipulación. Nadie creyó que llegaran a tales extremos, pero llegaron.
Años antes, Lennin la lio parda en Rusia, y no se quedó tranquilo hasta que en 1917 se hizo con el poder después de derrocar al Zar Nicolás II. Las ideas políticas de Lennin pueden ser discutibles, pero no la organización estatal de su colaborador y, a la postre, figura de la URSS, Stalin. El pueblo estaba con la revolución y con sus gobernantes hasta que se dieron cuenta de que la revolución les había pasado por encima sin que ellos se dieran cuenta. La Historia dictó sentencia sobre las consecuencias de tanta manipulación. Nadie creyó que llegaran a tales extremos, pero llegaron.
Algo parecido pasó (y sigue ocurriendo) en Cuba. Fidel Castro no paró quieto hasta que se deshizo de una “perla del caribe” como Batista. De nuevo sus ideas políticas pueden ser discutibles, aunque en 1959 eran bastante defendibles (desde mi punto de vista). Un par de años después se fijó en sus amigos los rusos y supo conectar con la población para que apoyara a su comandante en jefe hasta la muerte y más allá. Y el pueblo le apoyó. La Historia sigue dictando sentencia sobre las consecuencias de tanta manipulación. Nadie creyó que llegara a tales extremos, pero llegó.
De china podríamos decir lo mismo pero me da pereza escribir los nombres y buscar las fechas. Lo cierto es que, al igual que en los casos anteriores, el pueblo apoyó a su líder Mao hasta el final porque la manera de vender el producto fue inconmensurable, y la Historia sigue dictando sentencia sobre las consecuencias de tanta manipulación. Nadie creyó que llegara a tales extremos, pero llegó.

Somos así de burros, que conociendo ejemplos de sobra, luego nos excusaremos diciendo "yo creía, yo pensaba, ¡quién se lo iba a imaginar...!". Y entonces querremos que otros nos saquen las castañas del fuego.

Podríamos calificar estos casos como los más famosos de la historia reciente del planeta, casos que hasta un tonto de baba, un inculto o un imbécil podría asegurar conocerlos aunque solo sea de oídas. En todos los casos, sea de derechas o de izquierdas, se repite SIEMPRE el mismo PATRÓN: envenenamiento de la realidad social (aprovechando que ya viene un poco revuelta), conversión al populismo (o sea, comenzar a decir lo que la gente quiere escuchar), erigirse en salvadores de la patria (como si ellos no quisieran hacerlo), bautismo como líder indiscutible (“ya que la gente me quiere, me sacrificaré…”), y una vez en lo más alto de poder, dictadura descarada en pro de un pueblo feliz y digno, y que se lo merece todo, todo y todo. Y, como ya hemos visto, la Historia dictará la misma sentencia que en los casos anteriores.

Así que, aquellos que dentro de un tiempo me llamen desde Caracas o Barcelona pidiendo comprensión, ayuda, amor y/o dinero, lo siento, pero mi teléfono estará comunicando. Ellos tampoco creyeron que se llegaría a tales extremos, pero llegaron.


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