Atentado en
Barcelona. 15 muertos. Ciento y pico heridos. ¿La culpa? Seguramente mía, o de
usted, lector. En este país nos encanta darle vueltas a las cosas porque somos
los más listos de la clase. La culpa no es de la docena de moros que decidieron
pasar a ser mártires. La culpa, según escuches o leas concretos medios de
comunicación o redes sociales, es del Gobierno, o de la oposición socialista, o
de Podemos, de los subsidios sociales para extranjeros, de que aquí acogemos a
todo el mundo, o incluso del Cid y de los Reyes Católicos, que se dejaron musulmanes
vivos. Y eso no puede ser.
Si hay algo de
lo que me siento orgulloso es de tener amigos y conocidos variopintos, casi de
un extremo al otro en todos los aspectos de la vida (del Madrid, del Atleti,
del Barça, fachas, rojos, muy fachas y muy rojos, macarras, pijos, puritanos, puteros…).
Por supuesto congenio con unos (pocos) más que con otros, pero a todos escucho
y casi a todos comprendo. Y he vivido feliz los primeros 50 años de mi vida porque
dejaba a cada loco con su tema (por cierto, en redes sociales casi todo el mundo
es monotemático; los hay muy poquito variados).
Debe de ser
cosa de la edad, pero hay ciertos límites que ya no estoy dispuesto ni siquiera
a leer, como que haya algún imbécil generalizando en términos muy ofensivos que
todos los moros son unos hijos de puta, o que todos los fachas son unos nazis,
que toda la derecha es extrema y toda la izquierda también, que España da
subvenciones y subsidios a todo inmigrante que lo solicita (por cierto,
cantidades por lo visto millonarias), o que habría que acoger aquí, en España, a
todos los refugiados de todas las guerras y dejarnos a cambio nuestro maltrecho
bienestar en acomodarlos.
Lo bueno de las Redes Sociales es que puedes elegir a quién quieres leer y a quién no. Hay que ser práctico, honrado con uno mismo y, sobre todo, selectivo. |
Como no quiero
convertirme en un extremista de mierda (y que gracias a Dios no me creo casi
nada de lo que me llega), he decidido segregar menos bilis y comenzar con la
poda de todos aquellos “amigos” de redes sociales que alardean de ser racistas
en extremo, clasistas en extremo, fachas o rojos en extremo, religiosos o ateos
en extremo, en definitiva, imbéciles en extremo que únicamente saben comunicarse
faltando el respeto o que les encanta difundir mentiras que, me consta, ni siquiera
ellos mismos se creen (o, si lo hacen, es que verdaderamente les falta un hervor).
Así que hoy he
dejado a algunos gilipollas por el camino y, la verdad, se siente uno mejor. Voy
a ser muy selectivo y solo me voy a deshacer de los irrespetuosos y maleducados
de los cuales me siento avergonzado de tenerlos ahí. Me sigo quedando con los
que dan su opinión y muestran su forma de ver la vida de manera mesurada y
respetuosa. Con el resto, según lo vaya viendo, iré dejándolos por el camino. Me
da igual quién sea, si antiguos compañeros de colegio, de trabajo, familiares
cercanos o lejanos… La cuestión es que aquel que no aporta, generalmente resta,
y según voy cumpliendo años, la verdad es que no estoy para que me resten nada,
menos aún el humor.
Así que he
adelantado el otoño. Pocos serán lo que aparte de mi camino pero, de verdad,
bien a gusto. A aquellos con lo que continúe viaje, les deseo bon voyage. Y a esos que voy a dejar,
espero que alguien o algo les dé de su propia medicina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario