Fotografía: Atardecer en Serengeti

Fotografía: Atardecer en el Parque Nacional del Serengeti, Tanzania; © Fco. Javier Oliva, 2014



ESPACIO

UN ESPACIO PARA CONTAR LO QUE ME DA LA GANA


jueves, 20 de agosto de 2020

Buenas noticias para las cucarachas

¿Por qué no pasar del pesimismo al catastrofismo? Vivimos en un país libre donde cada uno piensa y dice lo que le da la gana, ¿no? La diferencia entre la verdadera libertad de expresión y la corrompida es que hay mucho hijo de puta que se ampara en ella únicamente para insultar, menospreciar, provocar o humillar al prójimo, y otros lo hacemos simplemente para formular una opinión sin esconder nada detrás, de manera transparente.

Desde que se declaró la pandemia tan solo he escrito tres entradas en este blog. La primera era para envainarme mi opinión sobre el virus. Metí la pata en febrero y, en lugar de borrar el artículo y donde dije “digo”…, lo que hice fue entonar el ¡qué burro he sido”. El segundo fue para reflexionar acerca de cómo nos estaba cambiando el punto de vista el maldito bicho. Y el tercero para dejar constancia de que Pau Donés era un buen tipo que siempre mereció mi admiración. Tres rajadas en seis meses son muy pocas rajadas. Y en mi caso, además, muy suavecitas. De hecho, en mayo y julio ni siquiera hice el intento. No me veía con fuerzas.

Con esto del bicho la polémica estaba servida desde el primer momento. Las teorías, ya sean estas personales, científicas, conspirativas, conspiranoicas o, simplemente, descabelladas, son todas respetables y lícitas mientras no obliguen al resto a pasar por el aro de su credo. Quiero decir que tú puedes creer la que te dé la gana pero no obligues al resto a que se lo trague. Únicamente podrías hacerlo si hay una demostración objetiva e irrefutable de hechos comprobados, y la única que puede hacerlo hoy es la ciencia. Y a día de hoy, únicamente ha demostrado que existe un bicho que nos está infectando. Y poco más puede afirmar.

Yo entré en esta pandemia con gesto curioso. Luego, cuando se despendoló en este país de mierda, me acojoné. Y a medida que pasaba el tiempo, tuve una pizca de esperanza para después ir cayendo en el pesimismo más absoluto hasta rozar ya una visión catastrófica. Y voy a hechos objetivos, sin conspiraciones ocultas.

El bicho está haciendo estragos, no solo en la salud y en la economía. Creo que va mucho más allá cuando afecta de manera muy seria a la propia condición humana. Está sacando lo peor que llevamos dentro, esos rastros de ADN de hombre de las cavernas que entonces predominaba para su propia supervivencia, ese aspecto que permitía actuar por instinto sin reflexionar. Las condiciones hoy no son las mismas que durante la peste medieval o la gripe española. Ahora todos vamos armados con nuestras redes sociales al hombro y cada boca tiene un altavoz. Y, lo peor, es que hay muchísimo gilipollas descerebrado que sabe usarlo.

El bicho está dando al traste con las relaciones personales, con las relaciones sociales, con la cultura, el arte, la economía, con la educación (la que se imparte en las aulas y la que algunos pocos reciben en casa), con el estilo de vida, con la propia ciencia, la política, en definitiva, con la civilización. Arturo Pérez-Reverte hace años dijo que esos canallas de Isis se habían cepillado nuestra civilización, que ya nada sería como antes, que el cambio era radical. Estoy seguro de que no podía ni imaginarse que había algo mucho peor que Isis que haría el trabajo silenciosa y limpiamente.

El tiempo pasa, pero vamos hacia atrás

Soy pesimista con el futuro. Muy pesimista. ¿Qué importa que salga una vacuna? Algún hijo de puta la hará suya, un americano, un ruso, un chino, incluso un pánfilo europeo, y tendrá la sartén por el mango. En las películas de ciencia ficción, cuando nos visitan los alienígenas (los buenos, quiero decir), siempre los han presentado como sistemas armónicos que ya tienen resueltos todos esos problemas que marcan las diferencias internas. Tipos íntegros y éticos que han evolucionado. Aquí está pasando lo contrario. Creo que, dadas las circunstancias, en este caso estamos presenciando una verdadera y palpable involución del ser humano, varios pasos hacia atrás, y a grandes zancadas, con España en el top-10. Ojalá me equivoque, pero esta época se estudiará en los libros de Historia dentro de capítulos pertenecientes a la sociología, psicología y psiquiatría. Vamos en dirección contraria y la hostia a corto plazo va a ser fina. Como en los juegos de mesa, o mucho cambia la cosa o vamos directos a la casilla de salida. Buenas noticias para las cucarachas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario