Fotografía: Atardecer en Serengeti

Fotografía: Atardecer en el Parque Nacional del Serengeti, Tanzania; © Fco. Javier Oliva, 2014



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lunes, 2 de abril de 2012

El acierto del "Número Uno"


Algún telediario y deporte. Si la televisión tuviera que cortejarme, tendría que hacerlo con estas dos cosas porque el resto es algo que no me atrae en absoluto. Pero me sucedía hasta hace unos días cuando, avatares del destino, me disponía a apagar la pantalla después de ver la noticias y me encontré con un programa que se salía de lo normal. Tanto, que me atrapó durante más de dos horas sin tan siquiera dejarme ir al cuarto de baño.
El mérito se lo lleva “Número Uno” de Antena 3, un programa que reinventa un formato de concurso al estilo “Operación Triunfo” pero lo hace con gran acierto porque se centra en el corazón del programa, en lo que realmente interesa, y se deja de superficialidades.
Aquí todos los concursante son casi casi profesionales, con grandes voces, con muchas horas de vuelo, cantantes que se dejarían cortar un dedo (o un brazo) por ser buenos cantantes, no por lograr la fama. Y para demostrarnos que la cosa no va de broma, nos colocan un jurado de lujo, tipos con años de experiencia y, además, con palos diferentes, con formas de ver la vida distintas, pero con gran recorrido. Natalia Jiménez, de “La Quinta Estación” es quien aporta frescura, y viene acompañada de un cuarteto de lujo: David Bustamante (sabe lo que es batirse el cobre en un concurso y en la vida), Sergio Dalma (persona tenaz y currante), Ana Torroja (lo ha sido todo y sabe lo difícil que es subir y, sobre todo, mantenerse ahí arriba), y el gran Miguel Bosé, que de tonto no tiene un pelo y quizá sea el más profesional, cantante, empresario, innovador y coherente de todos. Este tipo no da puntada sin hilo y además no tiene pelos en la lengua.
Ellos han hecho el casting, han elegido a unos concursantes que da gloria escucharlos, disfrutarlos. Y además las canciones que eligen son conocidas pero no tanto, huyendo de lo chabacano, de lo facilón, porque los concursantes tienen que meterse en el bolsillo a cinco profesionales que tienen el trasero pelado de recorrer escenarios. Aquí si vales pasas, y si no eres tan bueno no hay repescas ni lloros ni nada que se parezca. Es cruel como la vida misma. Si te lo curras y teiene talento, subes un escalón. Y si no: a la puta calle.
Y el programa gana en agilidad y en calidad. Y en buena, muy buena música.
Merece la pena verlo, osbre todo a aquellos que les guste la música, pero la música de verdad, que la sientan. Y lo disfrutarán aquellos que, además, entiendan un poco de corcheas y semifusas.
Un acierto, sí señor.

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