Hay ocasiones
en las que me agobio porque no encuentro temas que me merezca la pena comentar,
o también porque hay veces que me falta tiempo para escribir lo que se me
pinta. En estos días, a punto de presentar mi cuarta novela, se produce una convergencia de ambas razones:
tengo trabajo suficiente como para ocuparme hasta las horas de sueño, y la
actualidad no me atrae nada de nada en ninguna de sus facetas, ni en la
política ni en la financiera, ni en la deportiva, ni siquiera en la del
corazón. Y eso que no será por escasez de temas, que de noticias vamos bien
servidos, desde las 100.000 personas que convocó Podemos el sábado pasado, pasando por las consecuencias de las elecciones griegas
que nos darán más de un dolor de cabeza, hasta los emolumentos súper
millonarios que se pagan en la casa de Gran hermano Vip por no hacer
absolutamente nada. Para serles sinceros, me aburro porque es todo más de lo
mismo y eso no me incentiva para escribir. Estoy deseando que se mueva la cosa.
No habrá que esperar demasiado, que se acercan tiempos convulsos pero aptos
para comentar.
Por ejemplo, en
política nacional, para variar, este año vamos a tener una campaña electoral
distinta. El nuevo partido Podemos va a ser el eje informativo. Los medios van
a darle un espacio que antes sólo estaba reservado para dos. Eso sí, según les
dé el viento a estos medios lo ensalzará o lo atacará. En cualquier caso, los
votantes y la nueva casta de Podemos se van a poner las botas de repartir
estopa. El cruce de acusaciones va a resultar tercermundista, como no podía ser
de otra manera tratándose de España, pero desde luego será novedoso después de
tantos lustros de monotonía. Cuando llegue su momento de esplendor (y este año,
entre andaluzas, autonómico-municipales y catalanas vamos a tener más de una
ocasión) lo analizaremos con cuidado, por ejemplo, cómo lo atacan sin parar ABC
o El Mundo, y cómo les dan cancha La Sexta o Cuatro. Todo a su debido tiempo.
En
internacional también tenemos una novedad: Grecia se ha puesto chulita y le ha
dicho a la UE que ahí están sus coj*nes. Es tristemente divertido y emocionante
ver cómo la cuna de la democracia se rinde ante el populismo bananero. Europa está
muy expectante con la situación, y no lo digo para ver cómo Grecia se hunde
definitivamente en el fango, sino porque todo nuestro sistema está montado
sobre un castillo de naipes y, aunque Grecia no es una de las cartas que
soportan la base (más bien al contrario), si se cae (o la quitamos) lo mismo el
resto se tambalea. Hay una circunstancia tranquilizadora, y es que uno puede
ser muy valiente, muy fanático, muy populista y tener mucho arrojo, pero si no
se tiene dinero para salir de la bancarrota no se va a ninguna parte, y Grecia
tiene la economía como sus monumentos, o igual peor.
¿Será una premonición de lo que nos espera en España? |
En fin, que por
ahora no hay mucho de donde rascar, que ni siquiera el Real Madrid o el Barcelona
están para tirar cohetes, ni Rafa Nadal, ni la selección de Balonmano… A ver si
con suerte (se me ocurre) Edurne luce cacha en Eurovisión allá por mayo (porque
cantar la chica lo hace de maravilla) y nos da una alegría, para variar.
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