Ya no veo los telediarios. La verdad es que no apetece. Ni siquiera por admirar a una presentadora de buen ver hacer ojitos a la cámara y a los telespectadores. Y es que no dan una sola noticia buena, que también es cierto que ya no se producen, pero la actualidad está carente de imaginación. Si usted sigue leyendo este artículo, voy a anticiparle el próximo telediario. Ya verá como no me voy a equivocar demasiado: comenzará hablando de la crisis, de la deuda de los países incluido España. Nos volverán a poner al borde del abismo pero siempre con un pie a tierra. La prima de riesgo estará por la nubes. No rozará máximos históricos pero podrá hacerlo en breve. La bestia alemana y el enano francés seguirán erre que erre con sus eurobonos, deshojando la margarita para hacer el paripé y ganar tiempo forrándose sus respectivos países con la financiación de su deuda.
Después hay cambio de tercio: pasamos a política, que si Chacón no se atreve a dar el paso, Rubalcaba está quemado, Blanco va a ir a los tribunales, Zapatero desaparecerá en combate, Rajoy no hace milagros… y por úlitmo, un par de nombres de ministros futuribles.
Suma y sigue: crónica amarilla, comenzando por Marta del Castillo (¿por qué la policía no les “invitó” a declarar en su día mientras estaban detenidos en los calabozos de comisaría?; hay ciertas “invitaciones” que no se rechazan y nadie pide explicaciones por ellas). Luego se pasará a violencia de género, un atropello, un parto en la calle y un menor haciendo una barrabasada.
Deportes: Mourinho se giña en la pastelera madre de alguien mientras sigue batiendo records. Guardiola, esta vez sí, mea colonia y se pone una venda más antes de recibir la pedrada. Igual esta noche ya empieza a lamerse la del Bernabéu. Del resto de equipos, de deportes, de personajes… nada de nada, a no ser que Nadal pierda un partido o alguien haya tenido una lesión de gravedad. Eso sí, que no falte una anécdota deportiva que, al fin y al cabo, es una parida.
Con estos telediarios y la imaginación rota por los poderes que manejan los grandes grupos empresariales de la comunicación, politizados hasta decir basta (y esta vez no voy a hablar de La Sexta, TeleMadrid, Telecinco, Intereconomía...), lo mejor es conectar a la tele el disco duro multimedia lleno de películas y dejarse de telediarios enlatados.
Yo… casi casi lo hago (consejos vendo que para mí no tengo…)
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