Fotografía: Atardecer en Serengeti

Fotografía: Atardecer en el Parque Nacional del Serengeti, Tanzania; © Fco. Javier Oliva, 2014



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martes, 25 de enero de 2011

Nueva nobleza sobre el mismo pueblo: la misma historia de siempre.


Como no hay dinero para todos, y de seguir así sólo lo va a haber para unos pocos, la clase política, sobre todo diputados y senadores, se agarran como perros al hueso de sus privilegios. Los defienden con uñas y dientes con tal de que les quede una más que jugosa y generosa compensación por sus más que tristes servicios prestados, una pensión que no cumple con los requisitos que se le exige a cualquier trabajador.
Esta nueva nobleza de la que el resto del pueblo es cautivo, no se conforma en chupar de la teta del Estado mientras son “trabajadores” en activo, sino que quieren seguir haciéndolo al pasar la frontera de la jubilación jugando con sus propias reglas, muy diferentes de las de los trabajadores de a pie.
Es injusto, insultante, abusivo, aparte de inexplicable e indefendible. Porque, si no estoy mal enterado (que todo puede ser), estos diputados y senadores quieren su tajada de pensión por el mero hecho de haber sido elegidos por el pueblo en las urnas y con independencia del tiempo que hayan estado en el cargo (creo que si cumplen una legislatura les corresponde el 80% de la pensión, y si son dos o más, el 100%). Pues no lo entiendo. El resto de los españoles tenemos que cotizar varias décadas para que nos quede una pensión mínima y ellos no.
Si la igualdad es el fundamento de este Estado (aunque cada vez lo dudo más), justamente la clase política debe cargar con el ejemplo y cotizar tantos años como el resto. Además, por el hecho de haber sido representantes del Pueblo, tienen suficientes contactos como para facilitarles el salir del paso y conseguir cualquier tipo de trabajo que les haga alcanzar una pensión digna con el sudor de su frente acumulado durante los años que les toque trabajar, y no sólo durante unos poco.
Para echarle morro ya tenemos a los cerdos. No necesitamos a nadie más.

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