Fotografía: Atardecer en Serengeti

Fotografía: Atardecer en el Parque Nacional del Serengeti, Tanzania; © Fco. Javier Oliva, 2014



ESPACIO

UN ESPACIO PARA CONTAR LO QUE ME DA LA GANA


viernes, 30 de diciembre de 2011

ADIOS 2011

Hace poco más de un año que me decidí a abrir este Blog de tal forma que pudiera dar salida a todas esas cosas que uno piensa cuando va en el coche escuchando al radio, o leyendo la prensa, o estando en el cuarto de baño (de ahí la calidad de alguno de mis artículos). Han sido 40 comentarios (con éste  cuarenta y uno) que, haciendo una visión retrospectiva, me permiten resumir en unas pocas líneas lo que nos ha dejado el 2011. Así que, como cierre de telón, me permito resumir y opinar de forma muy sucinta el decálogo de noticias que más me han impresionado.

INTERNACIONAL:  creo que la primavera árabe pasará a los libros de historia como algo grande, no sé si a favor de las democracias estilo occidental o como germen de islamistas radicales que darán que hablar en generaciones venideras.
POLITICA: indignados del 15-M, un globo que prometía y que, manipulado y politizado, se desinfla. Un senado que sigue sin servir para nada. Unas elecciones que quizá, sólo quizá, nos cambien el rumbo económico del país. Y un grupo de asesinos de mierda en el congreso de los diputados por obra y gracia de un Tribunal Constitucional politizado que no ejerce como tercer poder.
GUERRAS: entramos en la de Libia por un gobierno que se autoproclamaba pacífico y que nos sacó de la de Irak. Por otra lado, por fin se terminó la de Afganistán.
DEPORTES: el Barça gana su 4ª Champions, se hace con 5 títulos, Messi es el segundo jugador de la historia en marcar en todas las competiciones en un año. Del resto de deportes no digo nada, al igual que hacen TODAS las televisiones, que de sus pocos minutos dedicados a la información deportiva, emplean un 80% para el Real Madrid, un 15% para el Barça y un 5% para el resto.
CURIOSIDADES: atasco de clásicos Madrid- Barça en los meses de abril y mayo. Como dirían los gallegos, por favor, nunca mais.
CORRUPCION: me harían falta varios Blogs para referenciar todos. Me quedo con el de Urdangarín al que, como a cualquier otro corrupto, si se demuestra su culpabilidad deben colgar de los webos pero, por ser quien es, en plaza pública.
ECONOMIA: otro tema para rellenar páginas a cascoporro. Reseño la modificación supersónica de la Constitución, el lastre de Grecia, el escándalo de los planes de jubilación de las Cajas que hemos reflotado los españolitos de a pie con nuestro dinero, el puto paro y los desvelos de las primas de riesgo, los eurobonos... Al menos hemos aprendido cultura macroeconómica.
DESASTRES: el impresionante Tsunami de Japón, el terremoto de Lorca y el espectáculo de El Hierro.
RELIGION: la visita del Papa y su controversia con la financiación de tal evento con impuestos. Repito. Si el Papa no viene con mis impuestos, tampoco financiemos a los sindicatos, partidos políticos ni carreras en pro de la mujer o el orgullo gay.
CULTURA: en Cataluña, los únicos cuernos que van a ver son los de los políticos independentistas de tres al cuarto y, como diría Arguiñano, sin fundamento. No hay toros en Cataluña, pero cabestro a punta-pala.
Y PARA TERMINAR y que este DECALOGO pase a ser una DOCENITA, dos cosas que me han afectado a mí y que resalto porque, en tiempos de crisis, son un milagro.
TRABAJO: he encontrado trabajo después de 2 años de paro.
LITERATURA: hay un editor con dos webos que ha publicado mi segunda novela, que me paga, me apoya, y que además, no contento con ser tan desaprensivo, me va a publicar la tercera en noviembre del año que viene.
Lo dicho: FELIZ 2012.

jueves, 22 de diciembre de 2011

¡Me ha tocado el gordo de Navidad!

¡Me ha tocado el gordo! 400.000 euracos que van a engrosar directamente mi maltrecha cuenta corriente. Adiós preocupaciones, adiós incertidumbre, adiós a casi todo lo que tenga que ver con el dinero. No soy rico pero me acerco muuucho.
Claro que… me surge una preocupación. ¿Tengo que depositar el décimo en un banco, sí en una de esas entidades (todas) que nos llevan trayendo por la calle de la amargura desde hace varios años, esas que han gestionado sus capitales peor que mal, que han jugado con dinero ajeno como si se tratara del Monopoli? ¿Se lo doy?
Guardar el décimo (o su cuantía) en un calcetín tampoco es la solución. Lo importante es no perder dinero, no perder su poder adquisitivo y, ya de paso, trazar una dulce venganza que, además, te resarza de tanta preocupación, de tanta bajada de interés, de tanta Bolsa descendente, de tanto mercado cabrón, de activos tóxicos, de primas de riesgo y de eurobonos fantasmas.
¿Sabéis lo que voy a hacer? Se lo daré a un banco, está claro, pero no al primero que me pille cerca o al de toda la vida. Voy a ir con mi décimo por las sucursales de mi barrio que pertenezcan a los 10 principales bancos de este país y se lo voy a restregar por las narices citando para este próximo lunes a todos sus directores en una cafetería cercana, todos en la misma cafetería, a la misma hora, con el mismo sobre, sí, para que me entreguen un sobre cerrado que contenga su oferta por hacerse con los servicios de mi décimo premiado.
Luego abriré los sobres con sus ofertas. Las cinco más débiles las rechazaré de inmediato y despediré a sus autores informándoles que, además, deberán pagar su consumición antes de abandonar el establecimiento. Después leeré en alto las cinco siguientes y daré oportunidad a todos de mejorar las ofertas que han presentado. Comenzarán las llamadas histéricas a las centrales para conseguir mejores propuestas. Cada ronda habrá una oferta que quedará eliminada, lo que implica un director que sale por la puerta y una consumición de la que se hace cargo. La pelea va a ser monumental. ¡Pasen, señoras y señores! Banqueros pegados a sus teléfonos móviles peleándose como comerciantes de mercadillo.
Al final sólo quedará uno, claro está, con la mejor oferta posible. Le daré el décimo, me pagará el café y se irá tan contento. Y yo también, rico y bien asegurado, con la mejor tajada y con un espectáculo en la retina y en los oídos difícilmente inigualable. Sangre, sudor y lágrimas de un banco que me quiera y que se levante la falda para que un servidor le meta mano a su conveniencia y disfrute.
Por cierto, no me ha tocado ni el gordo, ni la pedrea, ni siquiera la vecina. Como siempre, estoy a dos velas.

lunes, 19 de diciembre de 2011

Piratas de tres al cuarto

Comienza la debacle. Lucía Etxebarría anunció anoche en Facebook que deja de escribir porque las descargas ilegales de sus novelas superan con creces a los ejemplares vendidos. No quieres seguir trabajando gratis. Y yo la entiendo, pero sólo a medias.
Gratis, lo que se dice gratis, de momento no ha trabajado. Tiene un premio Planeta (que se dice pronto pero te caen en la saca varios cientos de miles de euros, así, de golpe), y tiene un montón de ejemplares vendidos. Lo que ocurre es que se ha dado cuenta de que, gracias a los piratas, gana por su trabajo la mitad de lo esperado. Pero dinero gana. Si no, de cuando acá, con la que está cayendo ahí fuera, se iba a ir al paro o a vender fruta en un Carrefour.
Como escritor, entiendo su cabreo. No es nada incomprensible. La gente se queja de que las discográficas y las editoriales se forran gracias a los precios que ponen, y por eso, usted, sí, pirata de tres al cuarto, en lugar de robar a las discográficas o a las editoriales la emprende con el escritor o con el músico. Más o menos es como si usted, estimado pirata, está trabajando para El Corte Inglés o Repsol, y en lugar de que los piratas como usted roben bragas o gasolina, vayan directamente a su cuenta corriente y le esquilmen el sueldo. Nosotros, los autores, somos los que con NUESTRO TRABAJO sostenemos a editoriales y discográficas. Si usted se dedica a robarnos NUESTRO TRABAJO en lugar de darle caña a quien debe, los músicos dejarán de hacer discos y se cobrarán el perjuicio en los conciertos (prepare usted la cartera), pero los escritores, como no podemos dar conciertos y nadie va a venir a ver y escuchar cómo leemos nuestras obras, dejaremos de escribir (como Lucía) y entonces ustedes van a tenerse que leer las etiquetas del champú.
La culpa es de todos, de los que no protegen al autor, de los que miran a otro lado en internet, de las multinacionales de la música y los libros que son usureros, faltos de ideas y que sólo miran por el negocio y no por la cultura. Y de usted, que se baja indiscriminadamente todo lo que pilla sin importarle si va a tener tiempo en toda su vida para escucharlo, verlo o leerlo. A mí me gusta que me lean. Tengo un libro colgado en formato digital por 5€. Mi última novela vale 10 y se lee en unas 10 horas, es decir, vale como un cine y dura 5 veces más. Pero bueno, si lo que quieren es terminar leyendo programas electorales (va a ser lo más largo que se publique en breve de seguir así), continúen haciendo el mico, que además, en este país, se nos da de puta madre.

martes, 13 de diciembre de 2011

In memoriam

Ayer me ocurrió una de esas casualidades de la vida que nunca hubieras preferido que se diera, por lo siniestro de la situación, por lo triste, por lo trágico. La crueldad toma toda su forma cuando, estando en la labor de escribir la escena de la muerte de un personaje, te llega un correo electrónico donde se te informa de una misma muerte, por una misma causa, pero con distinto protagonista. La ficción, como si fuera un maligno sortilegio, toma forma de realidad y te abofetea la cara, se ríe en tus narices y te quita un amigo de la infancia con el que has compartido de todo, incluso escenario cuando con veinte años te daba por subirte a un carro de labranza y tocar versiones de los ochenta en la Plaza Vieja de Sigüenza, frente a la casa del Doncel.
No es justo, ni mínimamente aceptable, que la insolente e inoportuna dama de la guadaña le pase factura a un chaval que apenas ha pasado la cuarentena, un tipo bonachón, siempre alegre, con buen sentido del humor, con arrestos para enfrentarse a un macabro destino paseando su sonrisa allá por donde iba. No es justo que se lleve a alguien que no ha hecho mal a nadie (muy al contrario) habiendo tanto hijo de puta por el mundo.
No, por favor, que nadie me diga que así es la vida, que esas cosas ocurren, que todos vamos a pasar por ahí… No tiene sentido vetar sus oportunidades a alguien que apenas ha comenzado a vivir. A mi edad, que tampoco es para tirar cohetes, ya he visto partir a mucha gente, unos más allegados que otros, o a mis padres, o algún compañero del colegio o de trabajo, a un simple conocido, algunos de forma injusta, otros de manera inesperada, pero lo de ayer fue un torpedo en la línea de flotación, una de esas heridas que van a dejar cicatriz para siempre o, peor aún, que no terminará de cerrarse nunca. Porque, ¿cómo no voy a acordarme de él cuando pasee por la calles de Sigüenza, cuando hablemos de los Pepinillos, cuando salga La Marina a colación, cuando vea a su viuda o a su familia paseando por La Alameda, o cuando escuche los Sultans of Swing de Dire Straits en su versión de The Alchemy? No será lo mismo porque él ya no estará, aunque su recuerdo felizmente nos persiga a todos.
Va por y para ti, Nachete.
¿Te acuerdas de cuando veníamos aquí? le preguntó Íñigo­. Nacho y  Javier solían traerse la guitarra y salíamos ahí afuera a cantar hasta las tantas,  claro, que era verano y se podía estar en la calle. ¡Y qué bien cantaba Belén,  que siempre hacía la segunda voz a Paloma! ¿Y Rocío? No les andaba a la  zaga, ¿eh?” (extracto de “La Torre del Gallo”)

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Gente con pocas luces.

¡Vaya mañanita de niebla en Madrid! La verdad es que en los últimos años no es extraño encontrarse este fenómeno meteorológico en esta época, cuando el anticiclón se queda por aquí unos días a jugar con nosotros a las adivinanzas y dejarnos con la incertidumbre de si nos dejará ver el sol a lo largo del día. Pensar que está a unos pocos metros sobre nuestras cabezas… Tan cerca y tan inaccesible a la vez.
Lo mejor de la niebla es que, en días como estos, la situación del tráfico me refuerza en mi convencimiento de que España es un país que tiene lo que se merece, porque a pijos, cerriles y borregos no nos gana nadie en el mundo. Y esto es aplicable a cualquier disciplina, a la política, al fútbol, a los negocios, y por supuesto, al tráfico.
Esta mañana había niebla, ya lo he dicho, pero por la zona donde vivo y hasta el edificio donde trabajo (hay 40 km. de distancia), la niebla era poco densa, tanto, que la visibilidad que he calculado podía extenderse a más de cuatrocientos metros. No importa. La gente parecía que se había puesto contenta y, como estamos cerca ya de Navidad, ha encendido todas las luces que tiene su coche. Las de niebla de delante y las de niebla de detrás. No importa que se vea perfectamente y no sean necesarias. Lo importante es encenderlas y, ya que la visibilidad es perfecta, ir deslumbrando al que viene detrás con “mis potentes-focos-rojos-que-te-cagas”. No importa que no se distinga cuando frene. No importa ir molestando. No tengo que estar pendiente en ir conectando las luces o desconectándolas para acomodar el coche a la situación que me vaya encontrando. Ande yo caliente (y encendido), ríase (y fastídiese) la gente. Además, si lo hace todo el mundo, ¿para qué voy a cambiar? ¿Por qué la gente no se pregunta?: si veo perfectamente al coche que va delante… ¿para qué las llevo puestas?
Pues yo comparo este festival de luces sin motivo a las calles de cualquier ciudad del tercer mundo, ese mogollón caótico de coches circulando como pueden cuyos conductores viven agarrados a la bocina para abrirse paso. Aquí hacemos lo mismo pero con las luces. El que nos vea desde fuera debe de pensar que somos subnormales o niños con zapatos nuevos, bueno, o simplemente, con zapatos.
“Mírales qué ricos. Tienen las luces desde hace tan poco tiempo que en cuando ven que hay un poquito de niebla las conectan y ya no las quitan en días”.
¡Joder, qué vergüenza!
Lo peor es que estoy convencido de que la mayoría de la gente no sabe que las tiene puestas porque ni siquiera mira el cuadro de instrumentos de su coche, o si lo hace es para acomodar la velocidad cuando ven un radar y evitar una multa. Así no vamos a ninguna parte, ni con niebla ni sin ella.

martes, 6 de diciembre de 2011

Cunde el ejemplo de Cayo. Actualización de "Mucho lirili, poco lerele".

Ayer escuché en las noticias que hay algún que otro diputado que está empezando a rechazar el plan de pensiones que les ofrece el Congreso. No pude retener todos los nombres en la cabeza, que por otra parte, eran sólo un puñado, 3 ó 4 si no recuerdo mal. La edad no perdona. Creo que no había ninguno del PP ni del PSOE. El que sí se me quedó porque arrastra fama de otros ambientes fue Toni Cantó, diputado de UPyD por Valencia (y actor, o eso dice él).
Pues eso, que siga cundiendo el ejemplo, que estos 350 diputados no se van a morir jamás de hambre aunque de su escaño se vayan después al paro. Te lo digo yo... y lo sabes tú.
Por cierto, ya aprovecho las líneas y la conexión para hablar otra vez del Senado. Ayer, en las mismas noticias, llegó a mis oídos que la institución se ha dejado 400.000 € en unos cuadros. Y el pintor, con todo su morro, decía que valían aún más, vamos, que era un chollo. Contra el pintor, por artista, no tengo nada, que entre bomberos no nos pisamos la manguera, pero es que el cretino dijo que el precio estaba bien porque era para una institución pública. ¡Nos ha jorobado! Si no fuera así, jamás nadie se hubeira gastado esa pasta. El argumento que esgrime el sr. Rojo y el pintor es que el pedido era anterior a la crisis. Yo les recuerdo que la crisis, se ponga como se ponga el disfunto y espero que próntamente oliviado Zapatero, no comenzó en este país hasta hace un par de años aún cuando desde el 2007 llovían chuzos de punta. ¿El encargo es anterior a ese año? ¡Vamos, por Dios!, que no nos chupamos el dedo.
El problema de este colegueo indecente es que el PP lo va a eliminar hasta que la economía remonte un poco, pero después, los muchachos de Rajoy seguirán lamiéndose las heridas entre ellos y buscando la ocasión para hacer caja.
¿Dónde está Fernando Fernán Gómez para gritar: "¡A la mierda"!?