Fotografía: Atardecer en Serengeti

Fotografía: Atardecer en el Parque Nacional del Serengeti, Tanzania; © Fco. Javier Oliva, 2014



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lunes, 4 de marzo de 2013

Dieta hipoinformativa

Hace un par de semanas asistí a un seminario sobre habilidades comunicativas. Nuestro monitor, un chaval joven y ligado a la televisión como guionista y actor, me dijo durante un receso del curso que durante mucho tiempo había estado siguiendo una estricta dieta hipoinformativa, esto es, había dejado de ver telediarios, escuchar las noticias en la radio o leer periódicos. Y había sido mucho más feliz. Fue un punto más de coincidencia entre nosotros porque creo que en este mismo blog ya dije una vez que dejaba de ver telediarios porque lo único que hacían era dar por saco.

LO ÚNICO QUE VALE DE LA TELE ÚLTIMAMENTE ES LA CARTA DE AJUSTE... Y NI SIQUIERA LA EMITEN...


En este caso, Manu (que así se llama este chico), me corroboró algo que ya sabía: si no puedes hacer nada con la información que te llega, si no te es útil, si no te influye… ¿para qué conocerla? Asuntos tan importantísimos como los sobres de Bárcenas, la prima de riesgo, el hara-kiri del PSOE, las paridas de Toni Cantó (a éste habría que dedicarle un artículo enterito para él), la columna vertebral del Rey o la guerra en cualquier parte del planeta, cumplen tres puntos esenciales para los ciudadanos de a pie: no influyen en sus vidas (y si lo hacen es muy indirectamente y a largo plazo); segundo, el ciudadano es incapaz de influir sobre estos hechos; y tercero, realmente, salvo en casos excepcionales, nos importan un carajo, es decir, tanto como la trama de una telenovela.

Entonces, ¿por qué seguimos tragando noticias sin parar, en el salón, en el coche, en la ducha, en el bar mientras desayunamos? La verdad es que, como periodista, esta cuestión me crea desasosiego porque la profesión trata de informar, pero creo que errando la finalidad, que no el objetivo de la noticia. Por ejemplo: no tratemos el asunto del señor Bárcenas en clave política. Esa noticia debe ir en sucesos, sí, en la sección de chorizos varios. La de Toni Cantó, en medicina, porque el señor no tiene capacidad mental para más y además la va perdiendo poco a poco. Lo de la prima de riesgo, simplemente, debería desaparecer de los periódicos… y así una a una, omitiendo lo que al ciudadano no le influye ni él es capaz de influir. No hagamos periodismo de élite en un país con la cultura justita porque lo único que se hace es asustar y redirigir las miradas hacia lados que no importan.

Animo a seguir una dieta hipoinformativa a la gente porque serán más felices y además no perderán el tiempo enterándose de todo lo que no les importa, ni les va ni les viene. Nos ocurre cuando viajamos fuera de España y estamos varios días sin saber nada de lo que ocurre en el país. Nos encontramos mejor porque estamos en otro ambiente y además porque no tenemos a nadie dando el coñazo con cosas que no nos importan. Porque cuando volvemos a España no la encontramos cambiada, no ha pasado nada, y además, no nos hemos enterado de nada, ergo... no nos han preocupado y somo más felices porque nada nos va a pasar. La ignorancia da la felicidad, y si esa ignorancia es producto de asuntos que nada tienen que ver con nosotros, mucho mejor.

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